30 de abril de 2020

El último de su clase

Mirando la entrada de aquella vetusta y lúgubre cabaña experimentó repentina debilidad, era como si sus piernas hubieran cobrado voluntad propia y se resistían a continuar el camino; el ritmo cardiaco según lo indicaban sus dispositivos estaba inusualmente rápido y empezó a sudar, pues su cuerpo había tomado una alta temperatura. Instintivamente volteó el rostro para mirar a sus tutores, que seguían su aventura desde sus hogares... las cámaras volantes lo tenían enfocado de espaldas, situación que cambió rápidamente. Cada uno de ellos se hizo presente en su dispositivo y le animaban a continuar, alentándolo. Sonrió y para sus adentros se arrepintió de todas sus arrogancias.
Quizá era su incapacidad para admitir estar equivocado era mayor que esta pasión que le invitaba a correr del lugar, así que llegó hasta la puerta del edificio y recordó: «Tengo que golpear la puerta»... miró detenidamente el lugar y notó que había un cordón del que pendía un objeto pesado, como péndulo... «esto puede ser una campana», tiró de ella y se alejó un poco de la puerta, había leído que algunas podían abatir hacia afuera, golpeando al visitante.
Al cabo de unos minutos la puerta se entreabrió y dejando ver a la criatura. Era rechoncha, andrajosa, pestilente y sucia... alcanzó a mirar parte de una enmarañada cabellera.
- ¿Quién eres, qué quieres aquí? ¡No tengo nada, ni comida, ni ropa, ni nada!
- ¡Pretendo conversar!
- ¿Conversar?
- ¡Sí! es una tarea encomendada...
- ¿Quieres conversar conmigo frente a frente?
-¡Sí!
-¿es un castigo a tu insolencia?
- ¿Castigo? ¡No se lo que es un castigo! Resulta que he dudado de las instrucciones que recibo y según el sistema de consecuencias he de conversar contigo.
-¡Es un castigo!- sentenció la criatura- bueno, no será la primera vez que conversar con alguno de ustedes no sea un castigo para ustedes, pero como hace tiempo de no converso... será interesante. Siéntate en aquella piedra o mineral... no se como le llamen ustedes... ya salgo y dile a tus ocho tutores que se alejen, de otra suerte no conversaré
Mientras se sentaba las cámaras volantes se alejaron y poco a poco la criatura salió de su hogar. Los que vendrían a ser los pies tenían los famosos zapatos de los que tanto había escuchado y sí, constantemente tocaba el piso, irremediablemente atraído por la fuerza gravitacional...
-¿De qué quieres conversar?
- Cualquier tema
- ¿no vas a entrevistarme?. Claro, ya lo saben todo... que matamos para vivir... somos como animalitos para ustedes...- abrió los brazos y extendió las manos ¡Tenía cinco dedos! mientras exclamaba ¡Ah! y abriendo los ojos desmesuradamente
- ¡Guau!... realmente tienen cinco dedos
- Así que eres un «matadito» y lo sabes todo... porque ustedes se convirtieron en lo que son y nosotros desapareceremos en cualquier día de estos
- Y es muy interesante porque somos sus descendientes...
- Pues no, ustedes son otra cosa... tanto tiempo se la pasaron en cautiverio de pandemia en pandemia que se fueron convirtiendo en lo que son. Primero dejaron de ir a los bares; luego dejaron de ir por las tortillas... Mientras nosotros hacíamos todo, recogíamos la basura y tirábamos a los muertos y moríamos con tanto virus y bacteria... primero las chinas, luego las indias, luego las mexicanas... ustedes no se asomaron ni a la ventana, todo llegaba a sus casas. Ahora todo lo hacen en sus panales, intercambian fluidos por tuberías y no saben quienes son los que comparten el mismo material genético... claro ya no tienen riesgo de endogamias ni nada de eso... No, no eramos lo mismo cuando eramos lo mismo y ahora ustedes, tú, son otra especie... ¿sapiens sapiens sapiens? ya ni mamíferos son, ni siquiera tocas el suelo y no sabes lo que es comer algo que alguna vez estuvo vivo... comes piececitas lego... en tu impresora doméstica... tu mascota es un robot y tus tutores unas imágenes en pantallas... ¿has tocado algo vivo en tu vida?... ¡Toca mi lengua!... es rosa. está húmeda... ¡ah!- empezó a bailar a su alrededor- son todos tan sensatos y aburridos... nosotros estamos a punto de extinguirnos por hacer mandados, ustedes nunca serán demasiados, hay una computadora que dice cuando algo nace... ¡mirate! tres dedos en las manos, cuatro en los pies, ojos de gato, piel azul (blanca, pues no les da el sol, azul por las venas) la cabezota como de pulpo, y todos escuálidos.... ¡Ah!_ volvía extender los brazos y las manos, mientras bailaba- nosotros queríamos viajar a las estrellas y encontrar a cosas como ustedes en otros planetas... ustedes viven en un panal, sin tocar el suelo, si aspirar a llegar las estrellas... eso sí, todo está muy controlado... ¡No, no somos ancestros de ustedes! nosotros eramos otra cosa ¿que quedará de nosotros en esos cromosomas?... ¡Pensándolo bien, no quiero conversar!
La criatura se volvió a su cabaña con determinación, tocando el piso alternadamente con cada pie... abrió la puerta con violencia y entró dando un portazo tras de sí...
Las pantallas volantes se hicieron presentes
- ¡Tienes que regresar!
-¡Corres riesgo, el humano podría intentar matarte y comerte!
- ¡Qué interesante!- comento el estudiante- para vivir tenían que matar... y yo tengo emociones, aún.

1 comentario:

Unknown dijo...

Cuento de agradable lectura y final inesperado. Gracias por compartir estimado Ricardo