13 de noviembre de 2018

La verdad sobre Pedrito... o la razón por la que mi madre odia a Reina.

La verdad sobre Pedrito Mercurio o la razón por la que mi madre odia a Reina.

Alguien por ahí: ¡que me busque alguna persona para amar!

Por aquellos días iba gustoso a mi casa a degustar la comida a eso de las dos de la tarde; mi madre afanosa tenía dispuesta la mesa y los manjares; y para amenizar el deguste programaba yo, mi flamante aparato estereofónico que lo mismo admitía cintas magnéticas, discos de vinilo o discos compactos, semejante artilugio combinaba todas las opciones tecnológicas existentes; además contaba con diversos recursos para el mayor disfrute de la música: Un ecualizador de la señal de salida lo que permitía mayor sonoridad de los instrumentos graves o los agudos... privilegiar la voz.
Era posible grabar en la cinta magnética desde otra cinta, de un disco compacto, desde el vinilo o la propia voz de uno, pues tenía micrófono... Pero la aportación más deslumbrante es que podía repetir lo mismo una sola melodía que todo un álbum... ¡Era maravilloso!
También, por aquellos días, era común que los grupos de rock publicaran sus canciones en álbumes específicos lo que provocaba que adquiriera uno un disco solo por una melodía o dos... Así que, de tiempo en tiempo, publicaban "Lo mejor de..." ¡Un álbum con dieciséis o más canciones, todas buenísimas! Así que terminabas con una amplia colección de discos con la misma melodía reiterada muchas veces: En vivo, versión disco, la versión original, en su álbum original, acompañados con otros artistas... como lo viste en la tele... o el "Soundtrack" de la película supertaquillera que tenía la misma canción pero la habían usado en un filme con otra versión; con otro arreglo.
Ya te podrás imaginar las mezclas que podías hacer combinando una versión con otra, seguida de otra, y poniendo la original nuevamente...editar y meter otra versión.... destacando los bajos, el requinto, la voz... ¿por qué no un rizo o bucle y reiterar la entrada de la canción unas...¡Catorce veces!...
De los Beatles... ¡Lo tenía todo!; de los Rolling Stones, bastante; de Led Zeppellin, solo lo destacado; de los Credence, no produjeron tanto; y de Queen unas cuantas cosas, pero todo lo existente de un track que me colmaba: "Somebody to love"... ¡Era hipnótico! Así que ponía cualquier versión y la cantaba: En el baño, en el auto; a todas horas, en todo momento...¡Obvio, a la hora de la comida!
Así las cosas llegaba a mi hogar y mientras mi madre servía la sopa yo escuchaba mi cinta extra larga de noventa minutos con todas las versiones y mezclas de: "Somebody to love"... Noventa minutos de la misma canción en todas sus versiones, con inserciones de versiones y hasta con mi prodigiosa voz... ¡Ah, cosa maravillosa!.
Por suerte para mi progenitora apenas estaba media hora en casa, pues disponía de una hora para comer y me tomaba quince minutos hacer el viaje de ida o de vuelta, por lo que terminada la ingesta retiraba mi maravillosa cinta para escucharla en el vehículo... 
Una aciaga tarde, mientras comía, me llamaron de la oficina... ¡reclamaban mi presencia para resolver alguna minucia, pero sería la llave o el candado el caso era que tenía que volver raudo! y sin mayor ceremonia envolví la carne en un bolillo, me despedí de mi madre y salté al auto al estilo del mejor súper héroe dejando mi fabulosa cinta en casa, en un ambiente muy Queen... noventa minutos de "Somebody to love"... noventa minutos con mezclas que incluían  cinco minutos con mi prístina voz... y que se repetía una y otra vez.
Cuando regresé en la noche a la casa encontré mi fabuloso aparato cruzado de lado a lado por un cuchillo de cocina, unos tenedores en las cajas de las cinta magnética con las que había sido posible sacarla, en parte... el disco de vinilo hecho fricase y un bonito móvil elaborado con discos compactos, bueno con pedazos de discos compactos... ¡ah, eso sí: una madre en calma!.

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