8 de marzo de 2016

Ironías de los dislates

- Estuve dos años en prisión- contestó Raúl sin inmutarse mucho de la sorpresa que tal respuesta provocaba en la audiencia- Estaban acosando a una chava que yo conocí, Rosalinda. este cuate le tocaba los senos, la entrepierna e intentaba besarla.. ella estaba luchando; yo pensé que se la iba a violar así que salté sobre este cuate.
- Al principio solo lo tuve apañado, le tenía un candado y él no se podía zafar, así que le dije a Rosalinda que se compusiera la ropa y se fuera, pero estaba como desquiciada, bien enfadada y le empezó a pegar con los tacones, se quitó los zapatos y ¡órale!, le empezó a dar por donde podía, porque el este cuate se movía y sí le dolió porque se quejaba y hasta se empezó a disculpar.
- En uno de tantos golpes yo creí que le había vaciado el ojo, porque le pegó justo ahí y empezó a manar mucha sangre y aunque yo lo tenía bien apañado el dolor le dió fuerzas y se logró zafar, medio ciegas le pego fuerte a la cara a Rosalinda que se quedó entre aturdida y mareada, solo alcanzó a balbucear algo y estaba toda grogui. Entonces que me le abalanzo a este güey y ahí si sintió lo que es amar a Cristo.
- Le tupí por todos lados, ya estaba examine y lo tundí a patadas... seguro alguien que nos vio llamó a la policía, a él se lo llevaron al hospital, también a Rosalinda; ahí perdí. Ella no se presentó a declarar y fue su palabra contra la mía. Yo ni rasguños traía, bien rápido me sentenciaron
- ¿Sabes que fue lo mejor? que el día que yo salía, se casaba Rosalinda con este cabrón.

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