Los seres humanos se hacen adictos a las cosas más simples: a todo lo comestible o solo a ciertos vegetales y al azúcar, sal, proteínas, efedrinas, opiáceos, alcohol... a la fama, poder, vehículos, ropa, a las caricias, al dinero, al trabajo, la justicia, la molicie o a la misma pobreza; una cierta y no otra piedad, religión o su ausencia; al fútbol o ¡Al golf!. Afectos somos y afectados estamos. En esta tesitura encuentra uno hasta los que, por la salud, están obsesionados.
Este ímpetu tiene su aspecto virtuoso y su concupiscencia; encontrar el justo medio es una tarea de convicción, más que de equilibrio; de autoconocimiento que de erudición; de aprecio personal, que de sentido social.
No hay impedimento, obstáculo o ley que convenza al adicto de cambiar su obsesión cuanto la propia decisión, ésta llega por las vías más raras: por el corazón, la culpa, el destierro, la experiencia, la soledad, el miedo y las menos de las veces por sensatez... aunque en otras muchas por sustitución: se deja un vicio por otro. Tampoco hay barreras para el que tomamos por idealista, para traer al acto la situación deseada así sea la moral, el Estado de Derecho, la frontera, la propiedad o el acceso, y están dispuestos a dar su vida a cambio de la ocasión de fundar, implantar, proceder...
Los juiciosos testigos de esos actos solemos ponderar y aplaudir a unos temerarios si son bomberos o discriminarlos y reprobarlos, a los que parecen facinerosos; Que el frívolo que arriesga la vida conduciendo un auto en "sana competencia" es un héroe del deporte, en tanto que balancearse malamente en una cornisa, es suicida. También solemos disculpar nuestras deformaciones como sacrificios para las dichas (trabajo harto, para que mi prole sea dispendiosa) o remedio de nuestras desdichas (¡me lo merezco!).
Y será vicio si los emolumentos no alcancen para comer, pero sí para fumar...
Quizá estemos condenados a este entusiasmo desenfrenado, en tal caso estamos todos invitados a amar a los más cercanos al menos lo mismo como nos apreciamos. Tal desenfreno parece traer sólo beneficios.
1 comentario:
Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna ,el hombre es libre para matarse ,si asi lo quiere ,pero la obligacion espiritual es decirle ,ESO ES MUERTE Y ES IMPEDIR QUE MATE AL QUE QUERIA VIVIR y no eligio la muerte ,nadie puede violentar y forzar a otro a seguir el camino de la muerte,Profesando ser sabios, se hicieron necios,
y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador,cual mexico queremos el de luz y vida o el oscuro y de muerte ,lo bueno es bueno lo malo es malo y creer que no nos conducira a la muerte es incensato
recuerda Profesando ser sabios, se hicieron necios Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.puede la gente elegir lo malo pero tienen que saber que eligen su muerte y que lo logico si amas a esa persona sera intentar disuadirla .de buscar su propia muerte ,efectivamente todo esta caido no solo el hombre ,tambien la naturaleza ,si lees bien la palabra veras como con la caida del hombre se cayo tambien la naturaleza por eso hay depredadores y comemos carne sabias que eramos vegetarianos ,la obligacion de la gente que intentamos caminar a la luz y la vida es rectificar cada ves que cometemos un acto oscuro jamas decir yyyy ? no debemos olvidar el pago es la muerte ,legaizar la marihuana es oscuro deshonras tu cuerpo ,y por ende TE CONDUCE A LA MUERTE ,la pregunta es estamos ayudando aque la gente tenga vida o muerte (marypaz alvarez)
Publicar un comentario