12 de agosto de 2013

Ahora que lo saben, a ver si lo aplican.


La culpa suele definirse como un sentimiento o como una percepción de sí mismo (el inculpador está en sobre estima y el culpable en sub estima). En realidad la culpa es un modelo de comunicación que puede usar cualquier persona con el único propósito de modificar el comportamiento de un interlocutor. Es especialmente útil pues no es elocuente, cuanto ambiguo y manipulador. La persona a la cual se le aplica el rol de “culpable” poco o nada puede argüir. El inculpador se mantiene en tal superioridad que es capaz de describir las intenciones y los anhelos del culpable, más efectivo si el inculpado somete su percepción de la realidad a este discurso.
El Modelo Culpa de Comunicación, por estas características, es especialmente viable para las progenitoras, pues suelen ser la primera imagen de autoridad que conocen las personas, seguidos de todos los supervisores, jefes, líderes, gerentes; Personas que tienen ascendencia por edad, estudios o atractivo.
En el modelo el inculpador suele manifestarse con una premisa condicionada por un comportamiento deseado: “Si en verdad me amaras me llevaras a cenar”. O bien en tono ambiguo: “Los buenos esposos se sacrifican por sus esposas”. Lo que opera en el modelo es la ganancia o sometimiento para alcanzar la aceptación del otro. En este esquema, “El perro de abajo” es capaz de desarrollar sus propias condenas, sin necesidad del inculpador, a fin de justificar sus conductas, algunas violentas por la ira consecuente a “jamás alcanzar satisfactor”.
El inculpador puede mantenerse frustrando al culpable en toda apetencia o procrastinando la recompensa aumentando las condiciones sobre todo si la aceptación es absolutamente ambigua y manipuladora: “Los niños bonitos no dicen groserías… “,”No puedes comer lo que te gusta hasta que seas un niño bonito…” Esto sucede en todos los ámbitos pues el inculpador ha sido entrenado y puede ser culpable en otros círculos.
El modelo de comunicación es irracional y responde a un temor personal de mirarse vulnerable al aceptar o ser aceptado por el otro, también es una sorpresa para el inculpador como puede someter de manera consistente a otras personas mediante este esquema. Es pernicioso, adictivo y puede ser vicioso y hasta mórbido, en función de la persistencia y apego al modelo.
El modelo es cultural, de suerte que se manifiestan expresiones en toda clase de vehículos o medios: aforismos, refranes, dibujos, carteles, pinturas, canciones, obras de teatro y aun en edificaciones o señales de advertencia.
Salidas del laberinto.
Para escapar es necesario negociar con otro modelo de comunicación, orientado por las intenciones y las necesidades. La persona puede ganar colaboración sin necesidad de usar un Modelo Culpa de Comunicación.
Una estímulo en MCC puede iniciar con una expresión hasta humorística: Tú, que todo lo sabes y si no lo inventas… (condicional de aceptación: te acepto si sabes)… puede expresarse en un Modelo Intencional y de necesidad: “Tengo la intención de hacer cambios en la decoración y necesito de tu colaboración con unos datos…” Por supuesto que en el día a día una persona puede intuir nuestras intenciones si hemos conversado
Por supuesto, al revelar nuestra intención y nuestra necesidad corremos el riesgo de perder la colaboración; ese es el chiste, dejarle a la persona la oportunidad de negarse sin considerar que por ello debe algo. Lo mismo sucede cuando se recibe una petición en modelo culpa, reduzca a intenciones y necesidades. ¿Qué necesitas, para qué lo quieres?.
Muchas personas prefieren no describir sus necesidades o intenciones y abstenerse del beneficio buscado antes que abandonar el Modelo Culpa de Comunicación. Algunas resistencias no serán verbales, cuanto comportamientos donde la persona se expone a riesgos con tal de mantener su rol inculpatorio o culpable.
En todos los casos requerirá de varias ocasiones exponerse al Modelo Intenciones/Necesidades de Comunicación para abandonar el Modelo Culpa de Comunicación cuya renuncia es dolorosa y solemos intentar aplicarlo aun cuando sabemos ganar colaboración sin este esquema.
(Ahora que lo saben, a ver si lo aplican)

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