24 de enero de 2013

Confesiones de un burócrata.


“Confesiones de un burócrata”
O
“ya ni las siglas, se entienden”
escrito en algún momento anterior al dos mil trece.

Anónimo rescatado de una papelera por Ricardo Meade.

En una papelera o cesto de basura topé con curioso documento, la impresión estaba arrugada y en partes recortada, llamó mi atención pues resultaba extraño que muchos renglones estuviesen subrayados. Algunas frases estaban incompletas y otras tachadas, por lo que me di a la tarea de descifrar el documento, si bien es una interpretación espero no haber imaginado de más. Si el lector encuentra desfiguros responsabilice al origen; si a cambio, lo ve interesante déme algún crédito. Estimo que la curiosa firma es un pseudónimo, que se lee al calce del documento el destinatario es, por oposición al autor una imaginación mía, ya que no tenía un proemio apropiado.  (nota del traductor).


Distinguido Charro Blanco:

Mucho me alegra que hayas ganado el concurso para obtener el empleo, he de confesarte que al principio es muy difícil entenderse con los que aquí trabajan. Aunque no he descifrado todo el dialecto, mucho me temo que si procede del español moderno, aunque no sobran los galicismos, los anglicismos, los arcaísmos y los barbarismos. Lo que más abunda es el excesivo  afecto por las siglas y su misterioso sistema de construcción que mucho difiere tanto en el lenguaje hablado  como en el escrito.

La “apeefe” no es una exclamación que signifique: “ a todo dar”; no se puede decir: me gusta apeefe, Ese auto está a toda apeefe o esa muchacha me parece que es toda una apeefe. Luego me pensé que era el nombre de una persona del sexo femenino: “eso no le va a gustar a la “apeefe”, era ciertamente un tanto lasciva la chica en cuestión pues decían sobre alguna opinión mía: “la apeefe se te va echar encima”, “no te las vas a acabar”, esto acompañado de una sonrisa procaz. Luego supuse que era además desdeñosa: “la apeefe no está obligada a realizar esas acciones”; o muy exigente: “no tienes las atribuciones para pedirle eso a la “apeefe”. Algunos pronunciaban apefe; nunca apefé o ápefe. Con mucha paciencia di con la verdad: resulta que la dichosa “apeefe” es la manera de decir A.P.F., que significa “administración pública federal”, que de suyo poco saca uno en claro: la administración es una ciencia que estudia los fenómenos relacionados con el aprovechamiento de los recursos (materiales, financieros, humanos, etcétera).  Pública es aquello que es dominio del pueblo o relativo al pueblo (abierto al público) y la federación es la asociación de quienes dan por buena una relación o acontecimiento (los fedatarios, son los que dan fe)… así que uno entiende que la administración pública federal es la ciencia que trata de los recursos de aquellos que rinden testimonio frente a otros…pero no “apeefe” se refiere al conjunto de secretarías de estado y las oficinas que dependen del poder ejecutivo,  al cual no hay que confundir, ya que luego se saca de onda. Existen tres niveles de ejecutivo, el local que son las alcaldías o presidencias municipales; los gobiernos estatales, ejercidos por un gobernador y el ejecutivo federal no es otro que el que dirige el presidente de la república.

Las secretarías también se les llama entidades, tienen organismos descentralizados y también les dicen dependencias. Esto últimoes exacto unas dependen de otras, y harán el trabajo dependiendo de las decisiones del secretario y todo exceso de dependencia es mucha actividad de burócrata. Existen además un sinnúmero de consejos, institutos, fideicomisos y comisiones. Algunos son dirigidos por comisionados (pero no por ello se llaman comisiones), otros son dirigidos por un presidente, que no es el presidente, puede ser un secretario de estado. Otros más tienen un consejo (que debiera ser concejo) y no falta comisión que es coordinada por un secretario ejecutivo que en realidad es un Director General, no un secretario de estado.

Todas las instituciones, dependencias, entidades, fideicomisos, institutos y demás bichos se denominan con siglas. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social es la STPS, y se pronuncia esetepeese. Si dices steps los burócratas sienten pasos... A la Secretaría de Gobernación, entonces debiera ser: eseje; pero no, es SEGOB… La Secretaría  de Hacienda y Crédito Público debiera ser eseacheicepe o sacheysepela, pero mejor le dicen Hacienda… la Secretaría de Economía, pues se le diría “se”; pero le dicen Economía y para mayor consuelo a la Secretaría de la Reforma Agraria le dicen… la señora, por aquello de que las siglas son SRA. (eseerea, o eseerreahí)

Cuando conocí a una asesora, por cierto muy atractiva, me cautivó cuando me preguntó ¿cuándo vamos a cofemer?. Extasiado por capacidad de atracción le conteste: ¡cuafandafo quieras!. Se molestó bastante, pues ella pensaba ir a una junta de trabajo a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (COFEMER), que como ven no se parece en nada las reglas típicas para construir unas siglas. (debiera llamarse cefeemeerre o, mejor Comisión de efeemeerre)

Mi vida se volvió un destrabaluengas pues cierto  personaje de la Secretaría de la Función Pública (eseefepe, sepufu o sépala…) dijo algo así como que no hay que confundir los pots (en realidad son los P.O.T.C.C.) de los poas (POA, pero le agregan innecesariamente una ese, ya que siendo siglas no debieran modificarse al hacerlos plurales) pues a unos les aplica el pef (P.E.F., el presupuesto de egresos de la federación) y a otros no. El personaje era un comisario, quienes lo mismo intervienen en las entidades como en los “hoy se” (O.I.C., órganos internos de control), a los cuales les dicen contralores, pues la llamada eseefepe antes era la Contraloría, pero ni la Secretaría de la Función Pública lo es (contraloría) y ellos tampoco son.

Los Directores Generales son los burócratas de mayor rango dentro de los que están en el Servicio Profesional de Carrera (que no se menta por Siglas), a sus áreas se les denomina «deje», así la dirección de modernización y prefesionalización se le llama «dejemap»; la de análisis internacional, «dejeaí»; la de guarniciones, estudios y adquisiciones, «dejegüeya»; la de maniobras, patrimonio, desarrollo y juventud… no tiene siglas.

Existen subordinados a los «dejes» las «dejeás», que son las direcciones generales adjuntas, cuando una persona ocupa una plaza de estas se les llama adjuntos; cuando mujeres, adjuntas. Por lo que mucho convendría cambiarles la denominación a directoras. Otros nombres para los «dejeas» es el de estorbos, arruina hogares y Organizadores Generales del Trabajo (o.g.t.).

Dentro de las leyes, que también se les llama por sus siglas (L.F.T es la eleefeté) existen otras cosas, que también merecen más siglas. Cuando pregunté que cosa eran los PIDIRIEGAS me dijeron que eran un tipo de inversión. Más allá de la equidad de géneros me parecio horrendo que a ciertas formas de inversión se les llamara de esa manera, sobre todo que siendo inversiones debieran ser las pidiriegas… que tiene algo que ver con la ley de obras (¿eleyo?, ¡ni lo pienses! Es la ley de obras).

Muchas otras siglas sería importante destacar, como el Programa Nacional de Combate a la Corrupción y Desarrollo Administrativo que por rídiculo que te parezca se le dice «el verde» con lo que no se evita lo inevitable.

Curiosamente la ceteeme, que es confederación no es más que la federación, la Procuraduría General de la República procura justicia, no reparte. Eso es para el judicial que tiene a la suprema corte y a la judicatura. El legislativo no es poder, es soberanía y se le menta por su legislatura.

Espero que esto te sirva de lección.

T.A.S.S. (tasese, tu amigo y seguro servidor):

TCHAENE; no confundir con otros, significa: Tu Charro Negro

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