Mucho se discute en el congreso y en algunas secretarías de estado sobre la constitución mexicana. Expertos en estadística, en población y otras muchas ciencias exactas, "semiexactas" y otras que están más cerca de la superstición escriben sesudos documentos sobre el tema sin llegar a pronunciarse de manera definitiva sobre el tema.
Aunque no dejo de estar pendiente de todas estas publicaciones mucho me maravilla que las mexicanas están particularmente preocupadas con el tema. En toda reunión así sea somera conversación frente a la escuela después de mirar a los críos entrar en la escuela. En los desayunos institucionales o bien en los pasillos de la oficina es casi tema obligado. Me he llegado a enterar que hay quien consulta un asesor personal para el efecto, esto lo hacen sobre todo las que han cultivado estudios universitarios.
También es algo que se discute con pasión entre los hombres. He estado presente, soy testigo, de apasionadas discusiones en lugares tan diversos como la cantina, el estadio de béisbol o en uno de fútbol, en la sala de espera de un médico o en la fila para acceder al microbús. Obviamente en cualquier reunión de trabajo o en una social, el tema vendrá a cuento. Con todo yo no acabo de descifrar cúal es la constitución mexicana.
El gobierno la ha emprendido contra el hambre y la anemia crónica, así que estimaba que somos flacos todos, en promedio. Pero resulta que de cada diez niños cuatro tienen el problema contrario (se pasan de peso) así que seremos gordos, en promedio. Por esbeltas que uno las vea, las mujeres en edad de merecer comienzan una dieta tres veces cada día, así que hemos de estar gordos, pero el salario mínimo no alcanza para comer huevos una vez a la semana; así que hemos de estar flacos.
La verdad que me pienso que los servicios médicos no alcanzan ni para obesos ni para famélicos; con lo que creo que la constitución mexicana no es sino otro pretexto para aumentar los impuestos.
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