Tiempo total: 3 horas (sin contar el tiempo dentro de la Basílica)
Velocidad promedio: 22 km por hora.
La sorpresa de aventurarse por las calles de la Ciudad de México en día feriado es que las callejuelas que uno procura por poco tráfico pululan de autos, en tanto que las avenidas se ven despejadas, así que viene uno considerando saltarse las calles normalmente desérticas por las otras, pero no cedí, me fui por mi itinerario.
Se dice que todos los chilangos son oscos y groseros, pero no lo son ni todos, ni tanto. Si bien no tienen la iniciativa de saludarte, si responden al desconocido. Disparé cerca de treinta "buenos Días" a los transeúntes; me ignoraron dos: una joven supongo que demasiado agobiada por los piropos callejeros y un joven, medio "darqueto" supongo por su indumentaria. Todos los demás contestaron de buena gana: Policías, operadores de microbús, floristas, señoras barriendo, paseantes y compradores... Bueno ahí por Plaza Santa Cecilia me saludaron dos personas, del sexo... bueno de alguno, ellas saludaban a todo el que siquiera las mirara.
También fue amplia la colaboración de muchos choferes que, aun teniendo derecho de paso, viendo que me aproximaba bajaban la velocidad y me permitían el paso, en los sentaseis kilómetros ni un claxonazo, será el efecto de no padecer el tráfico o la buena voluntad se está comiendo esta ciudad o, poco probable, me estoy quedando sordo.
La fauna urbana se ve que no se levanta temprano, pues de ida apenas topé con perro, gato o canario enjaulado adornando una ventana, el cielo reventaba de azul que hasta me sentía en Durango. También noté profusión de deportistas domingueros muchos ciclistas urbanos y unos cuantos de fin (los reconoces porque el atuendo de Armstrong o Contador se queda corto, aunque no logran ocultar el efecto de la vitamina T).
Llegando a las inmediaciones de la Basílica una multitud de gratos impedía el tránsito ágil, así que unos trescientos metros del destino hube de apearme de la bicicleta, (la mayoría de las personas regresan el saludo aunque con una mirada un poco extraña, algo así como ¿es a mí?) la gratitud se apeñusca en serio, hasta que empiezas a entender de que se trata eso de la Comunión de los Santos, y mejor se pone la cosa conforme te aproximas a la imagen. En eso estaba, cuando comenzó la misa, y toda la grey entonó esa de "En el cielo una hermosa mañana..." Me uní al coro, no sin más miradas a mi gutural tono con timbre nasal de cantante de cumbias, lo que atrajo no pocas curiosas miradas... saqué la famosa libretita con los 103 peticionarios y agradecidos de quienes tenía encuentra decir... así que no me bastó un apretuje, pues algo de supersticioso tendré que he de decir los nombres de todos... "por la persona e intenciones de Victoria... y así sucesivamente .. seis vueltas después ya estaban leyendo la lectura del Evangelio (El niño perdido y hallado en el templo).
Son de admirar la profusión de indumentarias y semblantes que ahí se agolpa, es tal la variedad que cuando se haga el estudio del genoma mitocondrial en el país, ni dudarlo que ese es lugar. Un huichol una china poblana, algo que lejanamente quisiera ser mexica, una kilométrica güera (tan larga que parecía piropo de tartamudo) un equipo de corredores, otro grupo ataviados todos con camisetas blancas y estampados en azul, todos dando gracias; hubo agosto comercial, para el caso se vendía globos con la leyenda "Gracias Vigencita".
Ya de retorno no dejé de saludar el callejón del Trancazo, algunas efigies de liberales desconocidos (todos en posiciones increíbles) la estatua del Santo, mirada melancólica a la Ciudad de León famosa por sus cabezas de cabrito (estaba cerrada), ya olía a cascarilla de café cuando pasé por las inmediaciones del barrio chino. En viaducto ya estaban los vendedores de autopartes originales de "la Buenos Aires" merodeando y hasta creo que ya estaban puestos sus famosos tacos de guisados (como es notorio el pedaleo me dio hambre).
En División del Norte y Eje Central topé con tránsito ya más agobiado, pero todavía colaborador. Medio Coyoacán seguía somnoliento la otra mitad estaba crudo... Santa Cruz ya listo para algún festejo... pero que sepa no festejan San Silvestre... ¿será? y los de Santa Ursula estaban en pleno mercado lo que no es novedad, pues siempre hay una calle que tenga vendimia.
En División del Norte y Eje Central topé con tránsito ya más agobiado, pero todavía colaborador. Medio Coyoacán seguía somnoliento la otra mitad estaba crudo... Santa Cruz ya listo para algún festejo... pero que sepa no festejan San Silvestre... ¿será? y los de Santa Ursula estaban en pleno mercado lo que no es novedad, pues siempre hay una calle que tenga vendimia.
Ya los campos de fútbol están repletos hasta con auditorio, ahí donde está la escuela del Atlas cerca del Colegio "La Ciudad de los niños"
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