Los conquistadores de América provenían del Viejo Régimen; entonces las naciones y los países no eran importantes cuanto los reinos; Los reyes hacían su casa poderosa mediante la conquista, los matrimonios y los legados; se hacía uno noble por méritos quizá, luego ya tenía uno apellido y una larga suerte de actividades podrían aumentar el patrimonio, así fuere el matrimonio.
El viejo régimen lograba estas luchas porque las reglas del juego era pertenecer al menos a una de las comunidades privilegiadas, los estamentos, que en el Viejo Régimen eran los clérigos, o los militares, y los reyes. Labriegos, artesanos y tal hacían valer sus méritos por la necesidad que aquellos otros tuvieren de ellos.
El mundo avanzó y penosamente nuestro país trataba de seguir el paso, para ello era necesario derrocar al viejo sistema por uno que le diera poder al pueblo, acabando con las conveniencias y privilegios del viejo reino; que el pueblo eligiera a sus gobernantes, que se pudiera contraer nupcias con quien se quisiera y que no hubiere ni títulos ni legación de nombramientos. En México se eligen desde entonces, poco más o menos sus gobernantes por el pueblo. Es lo único que ha cambiado, por lo demás nos mantenemos en el viejo régimen.
Ya no son los estamentos del pasado, ahora gozan de privilegios cierto grupo de acaudalados empresarios; pagan menos impuestos, incumplen las leyes, obtienen contratos con ventajas de sus clientes, entre ellos el gobierno; También son privilegiados los dirigentes sindicales que tampoco pagan impuestos, no trabajan, incumplen las leyes obtienen contratos con ventajas de sus patrones, clientes entre ellos el gobierno; Están los Obispos que no pagan impuestos, incumplen las leyes, obtienen contratos con ventajas, entre ellos el gobierno… Los criminales son similares, no pagan impuestos, incumplen las leyes, obtienen contratos con ventajas, entre ellos el gobierno…
Tristemente, cuando una persona nos quiere impresionar y es mexicano, busca hacernos creer que no pagan impuestos o muy poco, que pueden gozar de impunidad, que obtienen contratos con ventajas, entre ellos el gobierno y lo más triste del caso es que no falta el que admira o envidia a un criminal de estos.
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