Aquel vicio temido que me ahogaba, ahora, ¡Es virtud!
¿es mentira decir que te amé?
¿era mentira decir que me amabas?
Mientras aficionado era a tu presencia… Experimenté cárcel, era poeta sin musa; quise evadirte y, audazmente, aproveché un parpadeo del celador, me escurrí entre los afectuosos barrotes.
¡Corrí, corrí!, mirando sobre mis hombros tanto el coraje como el asombro. Era prófugo y evitaba, te evitaba… Mientras nuestro cariño se hizo crepúsculo, era fugado ridículo: nadie me perseguía.
La presa sin depredador… Extraño… Primero cauteloso, salí a la luz; después al llano… Luego vulnerable…¡nadie acometió!.
¿Qué es lo más extraño? todo ahora es ajeno y olvido.
Un baile, un beso, una caricia, una presencia… día a día. Aquel vicio temido, que me ahogaba, ahora parece virtud… Ya no recuerdo la actitud de celador… Tus muchos acaparamientos, acaso parecieran sentimientos… y es que… parece… tienes nuevo y verdadero reo: ¡qué va! si parece compañero… Más aún: eres prisionera.
Quedan mis sombras conmigo: Vanidad, orgullo, ego, lujuria, envidias. Todas mis pasiones son vanas sin tu presencia. Veo con nostalgia lo que evitaba.
Y mientras se disipan mis vicios, tu imagen se sublima y deja de existir.
(por los años de la década de 1990)
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