15 de marzo de 2012

Las pandillas del tráfico de drogas

“Si, pues, también Satanás está dividido en contra de sí mismo ¿cómo va a subsistir su reino?”

Lucas 11-18

Una  vez que distinguimos a los criminales de los honestos, establecemos las razones del enfrentamiento; así las más variadas extravagancias consideradas por unos hacen marginados a los otros y viceversa. Las personas que han decidido tener relaciones sexuales con individuos del mismo sexo, resultan repulsivos para quienes consideran que lo correcto es seguir las tendencias de la natura. Lo que resulta chocante es la exclusión que hacen algunos contra algunos otros, solo por un argumento: “no somos iguales”.

Nos parece ridículo que se distingan a los niños de los adultos, las mujeres de los hombres; ancianos de adultos. También podemos considerar las distinciones por color, tamaño, modelo de vida… revisando la historia descubriremos que toda diferencia ha sido motivo para acabar con la existencia de un pueblo, una comunidad, una familia, una persona.

La modificación del comportamiento de las personas que se dedican a las drogas, secuestros, robos, asaltos y demás conductas delictivas no son diversas a las que llevamos a cabo las personas ordinarias, comunes, decentes, honradas (según nosotros). Existen criminales que piensan que es aceptable robar o asaltar y cosa horrible violar y matar. Otros piensan que matar y violar es correcto, en tanto que robar no lo es.

Recuerdo que una conocida mía que fue secuestrada, una vez pagado el rescate uno de los implicados le obsequió dinero- “Este dinero es mío, no de tu progenitor, yo me lo gané”, le dijo (quizá usó palabras altisonantes). Recientemente un sicario se molestó con el periodista que lo entrevistó, pues una vez satisfecha la cifra de ejecutados, le preguntaron que ¿cuántas violaciones?, a lo cual contestó que eso iba contra su ética personal.

El mítico Robin Hood, la leyenda de Chucho “El Roto”, pero incluso los guerrilleros como Mariano Matamoros, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria y más conspicuos Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y demás fueron, en un momento dado considerados vulgares asaltantes…¡Vaya salto hasta ser considerado “Padre de la Patria”!. Algunos partidarios de “El subcomandante Marcos” siguen suspirando por él como influencia benéfica para el país.

El pasado de alguno políticos, o quizá de muchos, ha sido la protesta contra el estado, sus leyes, la manera de comportarse de la sociedad. Incurrieron, en su momento en delitos y ahora se muestran como líderes del cambio, siguen insertos en la sociedad….

Los maleantes forman entonces parte de la sociedad, de la nación. Son mexicanos con tanta autenticidad como cada uno de nosotros. ¿Qué actividades que realizamos día día colaboran para que existan este tipo de comportamientos entre nuestros compatriotas? o una pregunta aun más ardua: ¿a cuáles actividades somos omisos, que propicia el surgimiento de criminales?.

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