¡Uh, uh!; ¡Uh,uh!; ¡Uh,uh!
En junio de 1968 se grabó "Simpatía por el diablo" (“Mi consideración para el Diablo”, pienso fuere mejor traducción) viene en el álbum Beggars Banquet de la banda de Rock & Roll “The Rollings Stones”. Pese a su antigüedad la pieza sigue funcionando, quizá más que en 1968 (versión de Shine and Light, 2006)
Mucho de lo que hoy consideramos un hecho, nació apenas entonces. Para algunos sociólogos la plaga de la dependencia a estupefacientes nació en esta época, con la adicción provocada a los soldados americanos en la revolución de Vietnam… o quizás desde la guerra de Corea
El diablo descrito por Jagger tiene mucha influencia de Marcuse y suena hasta exquisito en sus formas, razón por la cual demanda consideración, después de todo no habría héroes sin facinerosos. Tanta sencillez o simpleza del encuentro con el Diablo no es tal, el poeta aclara que lo desconcertante es el modo en que se desempeña el diablo… y esto ya no es tan simple.
Expresar consideraciones por el Diablo, con todo, es el inicio de un dialogo que no ha convenido al ser humano desde Eva, Job, Judas, Fausto… y Tú (en la canción de Jagger). Frente al Diablo no deberíamos pestañar, pero en realidad nos ensoñamos. No encuentro en los anhelos de los niños, jóvenes y adultos de la actualidad un especial entusiasmo por la bondad, la santidad o el heroísmo… Fama, fortuna y fueros parecen metas más promisorias.
La postura del héroe debiera ser preferir morir que aceptar convertirse en homicida. Muchos inmigrantes han preferido morir antes que acceder a matar a sus compañeros de viaje, a pesar de conocerlos apenas… son mártires olvidados. Otros héroes novedosos fueron taxistas, testigos que no sabremos que secretos se llevaron, pero es seguro que se negaron a cooperar; héroes son aquellos que prefieren no aceptar vender o rentarse aun a costa de sus propias vidas, todos son anónimos.
Para el diablo, el héroe debiera ser famoso aunque no detenga una bala, solo que evada la realidad con una canción, así sea cantando fuerte para no escuchar las balas… Para el Diablo el héroe debiera señalarle a los poderosos el camino, aunque en el camino del consuelo, avanza para alanzar pretensiones, la mayor de todas: no estar equivocado.
Queremos estar vivos y sanos, no parece mala meta, el asunto es que lo pretendemos a costa de cualquier principio. Queremos las tres efes: Fama, fortuna y fueros, no importando someter nuestras creencias… aunque en la práctica esas efes no son más que fascinación, fragilidad, fatuidad. Pensamos que no es vida la de miserable, la del enfermo, la del hambriento, la del tullido… queremos la vida del humano plus, aunque sea un instante, y ello no parece estar en la agenda del héroe o del santo… parece que está en otra carpeta…
¡Uh, uh!; ¡Uh,uh!; ¡Uh,uh!
¡Encantado de conocerte!,¡espero sepas mi nombre!; lo que te ha de sorprender es como realizo mi juego, espero contar con tu consideración…
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