Si bien no era cardenal, bien pudo ser “su eminencia gris”. Grises eran sus ojos, su cabellera otrora negra, en la juventud fue pintada de gris y cuando alcanzó la madurez fue gris de manera natural. Tantos vehículo tuvo tantos fueron grises como su ropa; para enojo de la vanidad de su esposa y la popularidad de sus hijos que eran así como que muchos, la barda de la casa fue siempre plomiza. Cuadernos, cartapacios, portafolios, plumas y aun vajillas, manteles y cuanto estuviera en su mano de colorear acababa gris. Incluso las herramientas tenían sus mangos grises, los marcos de los cuadros...
Su frac, cuando casó, fue obviamente gris y le pudieron atraer entre todas las variedades de invitaciones, unas modestas color gris, aceptado más que una impresión un cliché para hacerla de sello y ni hablar, las letras eran negras, pero el estimaba que el negro era un tono muy fuerte de gris, en tanto que el blanco era un tono muy claro del mismo color.
Fuertes discusiones libró ante todo teórico de color, defendiendo el gris no solo como color, sino como amalgama completa y muchas relaciones que le fueron antipáticas las sacó de su directorio apenas se enteraba de que no consideraban los grises, el negro y el blanco como color.
Su prole fue mucha, contó con once descendientes, tres mujeres y ocho hombres; mientras los varones acataban la disciplina del color, las entusiastas hijas anhelaban como las mariposas los tonos alegres y coquetos de las flores... amarillos, verdes, rojos, rosas y muchos otros tonos eran deseados, obtenidos con sigilo y exhibidos a distancia de la severa mirada gris de su padre.
Muchas vicisitudes desafiaron sus gustos durante su vida, pudo aceptar las derrotas gracias a las victorias parciales alcanzadas, por tanto llegó a la madurez y la vejez con grave soltura y ya abatido por males que el doctor de cabecera ya solo achacaba a los achaques propios de la longevidad alcanzó a estar rodeado por todos sus hijos y nietos quienes le querían a pesar de sus grises decoraciones... también persistía la compañía de Griselda, su esposa, compañera y amiga (una rareza de mujer... que por cierto de cariño le decían Gris)
Una de sus nietas hacía guardia o compañía, sentada a su lado y viendo que despertaba ligeramente, suponiendo que no tendría mayores oportunidades confrontarlo, ya porque muriese, ya porque estuvieren más miembros de su familia que consideraran su pregunta de mal gusto o banal...
- Abuelo mío, ahora que estás próximo a entregar tu alma al señor y sabiendo que te honraremos, te extrañaremos y que guardaremos tus consejos... ¿puedo hacerte una pregunta?
- Cualesquier pregunta te contestaré con sinceridad, y no por el trance de la muerte, sino porque mi vida fue toda diáfana, no me entregué a ningún vicio; le fui fiel a mi esposa y a mi familia; antepuse mis valores a toda tentación y aun me alcanzó el aliento para amar mi patria; nunca me olvidé de aquellos que por alguna razón viven en la pobreza o están desvalidos y así cuanto más prosperé, más les procure. Entiendo que pude estar equivocado en mis ideas, pero mientras el desafío de las críticas no alcanzó en mi alguna duda, las seguí defendiendo y muero bajo el cobijo de mi fe, el respeto de mis enemigos y redundando de amistades y el amor de los míos... nueras, nueras, nietos y bisnietos, ahijados y ni que decir de mis sobrinos, hermanos...- un acceso de tos interrumpió su discurso o su desvarío pues el viejo como todos, tenía sus días...- muero en paz, hija mía, así que pregunta...
- ¿de donde salió tu afición por el gris?- preguntó Grizelda, la nieta primera que llevaba el nombre que le había sido asignado en la pila bautismal tanto a su abuela como a su progenitora, nada más que con rara grafía
- ¡ah!, si algún secreto quisiera llevarme al sepulcro sería ese- contestó no sin contrariedad, mientras se afanaba por un vaso, para remojar su seca garganta el cual Gris le acercó, a pesar de tener amarillas las uñas...
De hecho, Griz era un Arco Iris... el cabello rojo y cían, sus ojos verdes estaban rodeados de púrpuras sombras de maquillaje, su boca como la granada, la blanca piel engalanada con tatuajes multicolores y su vestimenta era prolija en tonos y contrastes, que no en gusto... ¡y hasta las medias eran de varios tonos!, como las mallas de las sotas de la baraja.
- ¡No conociste a mi padre!, quien tuvo muchos hijos, pero que enviudando siendo el mayor aun un niño, nos educó y mantuvo a todos fue un hombre práctico e inteligente, pero irremediablemente analfabeto, se las ingenió para reducir disputas entre sus hijos y a no saber como distinguir nuestros juguetes y atuendos le dio por hacerlo con colores, siendo el gris mi sino...
Los ojos del abuelo buscaban entre los fantasmas que revoloteaban a su alrededor el consejo y el consuelo, pero no distinguiendo a su padre entre ellos que parecían nada más esperarlo del otro lado del río, prosiguió:
- Mis hermanos en cuanto se vieron libres del yugo paterno, al casarse olvidaron el hábito de tener todo de un solo color, odiando el tono que se les procuró, sin embargo al final de la vida de mi padre hube de encargarme de él, por ser el jocoyote, el benjamín, y entre el respeto y su manía de suponer que todo lo que no fuera gris le fuera propio, mantuve la rutina. Luego de manera contraria a mis hermanos mantuve esa extravagancia como un homenaje y una actitud rebelde frente a la sociedad...
- ¡ay, Abuelo!- dijo llorando Grizelda- llevaste una vida gris, primero por conveniencia y luego por extravagancia, ¿cómo haremos, ahora para llevarte flores?
El anciano que por el transcurso de la vida tenía ahora hasta la piel ceniza se mortificó con su nieta multicolor y pareció que alguna idea le venía, justo con ese hálito su corazón gris se detuvo y lo que iban a ser palabras se tradujeron en un ronco sonido de muerte, un sonido que Griscelda no pudo describir de otra manera, fue una tos... gris....
1 comentario:
se puede apreciar en tu prosa la manera en que se va deslizando tu pluma sin mucho esfuerzo y se van tejiendo las palabras con natural elegancia.
se disfruta leer de principo a fin de la misma manera en que tú disfrutas pintar del color de tus letras el misterioso Gris.
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