A las dos de la mañana las taquerías más exitosas ya están lavando piso; por más que la clientela desvelada y entusiasta por la sazón del taquero fuera insistente: Sin carne no hay taco; tampoco, sin cilantro.
“Los Tacos de Moronga a la Créole” rara vez cierran pasadas de la medianoche por eso los empleados son felices; tienen un frenesí de clientes desde las siete p.m. y a las once solo esperan a que los últimos comensales se marchen.
Además de los tradicionales tacos mexicanos ahí se sirve un singular manjar: “Tacos de Moronga Adonis a la Créole”, platillo al cual le deben que muchos curiosos y sibaritas se acerquen sin quedar ninguno decepcionado. Sin duda sirven ahí “Tacos de Clase Mundial”. En cada sucursal de la taquería está el retrato de un hombre hermoso. Adonis Buenrostro Malacara no fundó la taquería, ni inventó la receta, pero es tenido por los dueños, socios y empleados como talismán o padrino. No falta quien diga que es un Santo Patrono, mártir de los tacos o cosa parecida, pero tal es una exageración…
Eligio Silverman, siendo ciudadano americano, regresó a México para vivir. Él pensaba que le iban a apodar “El Cimarrón” por ser un inmigrante de los Estados Unidos con raíces hispanas ahora radicado en México, pero no… le decían Eligio “El gringo” y otras combinaciones fáciles de imaginar.
Su madre lo parió en alguna clínica para inmigrantes de Nueva Orleans, nueve meses después del Mardi Gras. En cuanto vio a su hijo, pensó que se iba a ser millonario como consecuencia a su tenacidad, resiliencia e inteligencia y le vió todas esas virtudes porque Eligio era feo. Había tomado lo mejor de su padre que seguramente era la astucia para los negocios… bueno la madre de Eligio no supo con exactitud quién era su padre pero, considerando todo (sobre todo lo feo), lo más probable era que fuera hijo de quién le dió su nombre, aparte de lo cual, su padre se desentendió pronto de Eligio.
Cuando su madre murió, Eligio no vio razón para permanecer en Luisiana. Tenía trabajo, sí -cocinero en un restaurante típico- pero, fuera de ello, no tenía ninguna relación significativa allá; así que pensó en México pues durante su infancia pasó varias vacaciones con primos y tíos. Alguna raíz tenía en la colonia Chichicazco de la alcaldía de Tlalpan.
En cuanto le vieron llegar, sus parientes, le persuadieron para que se regresara a Luisiana no sin antes aceptar los presentes que traía y arrebatarle el dinero en efectivo. Eligio no les tomó rencor y tampoco hizo nada vengativo (fuera de no dirigirles la palabra nunca más) pero tampoco se sintió atraído por regresar a los Estados Unidos así que se instaló en la peligrosa colonia Hidalgo (que en realidad no lo es tanto, ahí nada más dejan los cadáveres, pero no matan a los vecinos) donde rentó un cuarto y puso un puesto de tacos que rápidamente prosperó a tal nivel que pudo invertir en un local que aún llamándose taquería era, en realidad, un restaurante en forma. Ubicado en la Calzada de Tlalpan, un predio grande que permite que los viajeros de la ciudad de Cuernavaca estacionen sus vehículos y pasen a cenar a la famosa “Tacos de Buche a la Criolla”, nombre original del restaurante.
Adonis Buenrostro era hijo de “La Güera” Malacara Prieto y del “El Negro” Buenrostro Rubio; las enfermeras estaban encantadas de cuidar al niño que era hermoso, que digo hermoso… ¡Hermosísimo! Lo mimaban tanto que el niño se aficionó a los abrazos y besos. “La Güera” salió enfadada con las enfermeras y el personal del hospital pues no toleraba los retrasos o las inconveniencias y llegó a pensar que le querían robar a su hijo, y en verdad se lo querían robar.
Adonis tenía los ojos verdes como jade, la piel parecía siempre bronceada y su musculatura siempre con tono, aun en su época de adolescencia y eso que jamás se ejercitaba. Sabía ser hermoso y sin saber hacer cuentas, ni escribir algo más que su nombre pasaba con dieces y cienes todos los exámenes finales de las escuelas y así, apenas sabiendo firmar, se licenció en derecho.
Lilith Zhang no era fea, no era tonta y tampoco era floja. Esta descripción negativa de una mujer positiva se usa porque lo que mejor sabía hacer Lilith resulta que causa escándalo, por más que sea algo muy deseado.
Su abuela paterna, un día de su adolescencia, le explicó todo con la milenaria tradición de la acupuntura oriental además de los tés y los inciensos. Lilith no sólo usó muy precozmente de sus conocimientos además extendió su repertorio con lo mejor de lo arábigo, lo griego, lo tailandés, lo indonesio y todo aquello de lo que nada sé.
Lilith tuvo dificultades para entrar a la universidad, aunque sacaba diez en el examen de admisión en los sorteos no pasaba. Se empeñó bastante para ganar en la tómbola de los dieces y poder cursar medicina pero pese a su insistencia no obtenía el pase. Estaba pensando cambiarse de apellidos, porque en México no hay discriminación, hasta que la encuentras. Cuando conoció a Eligio ya tenía cuatro hijos de tres padres distintos y uno similar, resultado de su insistencia por ser médico; contaba también con medio título, dos seguros de vida y una Italika dorada edición especial.
Eligio notó que no era fea, no era tonta y no era floja. La contrató como anfitriona, luego mesera y notando sus habilidades profesionales antes que hacerla socia, pensó que era mejor que fuera marida. Cuando nació su hijo Eligio no supo elegir entre los nombres electos por Lilith, así que le llamaron Electo, en su primera infancia, como es común en México pasó a ser Electito, y cuando llegó a la pila bautismal quedó como Augusto; en su acta de nacimiento de nombre dice Ernesto y en casa le llamaban “como su padre”; no Eligio, sino “Como Su Padre” o “El Cosupa”.
Lilith, sus hijos, Eligio y “El Cosupa” se llevaban muy bien y, en reunión familiar, acordaron todos tomar los apellidos Silverman Shang, como se estila en las familias mexicanas. Lilith buscó un abogado para que le orientara y recurrió al despacho de “Buenrostro Malacara y Asociadas”; terminados los juicios Lilith se divorció de Eligio y se fue a vivir con Adonis (este se enteró rápidamente que Lilith no era… bueno, que era Lilith); todos los Silverman Shang se quedaron bajo la custodia de Eligio o viviendo en el mismo techo pues apreciaban a su padre/ padrastro. Además ni Lilith, ni Adonis les extendieron invitación alguna para vivir con ellos.
Lilith no dejaba de ver a sus hijos quienes atendían la taquería todo el tiempo que no dedicaban al estudio. En una de las constantes visitas que les hacía se enteraron que Adonis era hermosísimo por fuera pero intratable por dentro. Igual que “La Güera” su madre se enojaba mucho cuando sentía cualquier rechazo, menosprecio, maltrato o lo que fuera. Acostumbrado a los mimos apenas si agradecía todo lo que recibía. Ciertamente valoraba las habilidades de Lilith pero jamás le agradeció sus atenciones, antes bien la golpeaba si no las recibía con la frecuencia que él creía era debido.
Adonis era igual para la comida, la dormida, la levantada y la trabajada; pronto sus admiradoras se enteraban que él sabía ser hermoso, pero nada más. Lilith empezó a echar de menos a su trabajador y buen hombre, Eligio, quién además era buen padre y bajo cualquier pretexto se iba a pasar el tiempo en la taquería.
Adonis era hermoso pero no por ello, tonto. Se daba cuenta que Lilith se pasaba de la cuenta en la taquería quesque con sus hijos y con el feo de Eligio, así que más que celoso se puso enojado por la falta de atención… Sí: eso se parece a estar celoso pero, según él, no celaba a nadie porque le sobraban mujeres y atenciones. Con Lilith hizo una excepción y no se puso celoso pero insistió en ir a cenar ya cerca de las doce de la noche a la taquería.
Una madrugada triste, llana, cruel y lluviosa llegaron Adonis y Lilith a saludar a la parentela, Adonis quiso un taco… Ya no había carne y tampoco cilantro; Exigió buen trato y no sobras de medianoche al mirar unos tacos de moronga en su mesa. Levantaron la voz, salieron los rencores, un golpe en la bella cara de Adonis que le inflamó el labio, la imagen de sí mismo reflejado en los clásicos servilleteros de taquería le regresaron un rostro deforme, se encendió de cólera y sacó la cuarenta y cinco Smith and Wesson que le regaló una novia ex policía quien además le enseñó a tirar: y derramó tanta bala con tal desorden y mala puntería que pareciera que nadie recibió bala en la primera ráfaga, pero cayeron todos al piso, por precaución.
Eligio estaba herido de muerte y Lilith, sin tener idea de la gravedad de la herida buscó ayuda. Como pudieron lo subieron a la Italika dorada edición especial y llegaron al hospital para tratar salvarle la vida; Adonis falleció junto a la orden de moronga, ni su esposa ni los Silverman Shang hicieron por él, salvo declarar en su contra. A su funeral asistieron tantas mujeres que hubo que abrir cuatro salas y es el día que se siguen diciendo misas y rosarios por su alma en el aniversario de su fallecimiento. Supongo que Adonis pasó con dieces también ese examen y está en el Cielo.
Los Silverman Shang le cambiaron el nombre a la taquería, pusieron una foto de Adonis y el resto todo mundo lo sabe: la cadena de taquerías “Los tacos a la Créole” tiene como especialidad los “tacos de moronga Adonis a la creole” y cuenta con sucursales en la Ciudad de México, Ciudad Azteca, Ciudad Neza, Morelos, Nueva Orleans, Nueva York, Chicago, y Huston, próximamente en Ciudad Saltillo, Mexicali y San Diego.
Receta de tacos de moronga adonis a la creole
* 500g de moronga cocida y desmenuzada
* 1 cebolla morada grande, picada
* 2 pimientos verdes, picados
* 2 dientes de ajo, picados
* 1 cucharada de paprika ahumada
* 1/2 cucharadita de cayena (ajustar al gusto)
* Sal y pimienta al gusto
* Mantequilla
* Tortillas de maíz
* Para servir:
* Aguacate, en rodajas
* Harto cilantro fresco, picado
* Limones, cortados en cuartos
Preparación:
* Sofrito: En una sartén grande, calienta mantequilla y sofríe la cebolla, pimientos y ajo hasta que estén transparentes.
* Sazón: Agrega la paprika, cayena, sal y pimienta. Cocina por 1 minuto más para liberar los aromas.
* Moronga: Incorpora la moronga desmenuzada y mezclar bien con el sofrito. Cocina por 5-7 minutos hasta que esté caliente y los sabores se hayan integrado.
* Servir: Calienta las tortillas y sirve la moronga en ellas. Agrega aguacate, cilantro y un chorrito de limón al gusto.
Tips:
* Moronga: Si utilizas moronga fresca, cocinar previamente hasta que esté suave.
* Picante: Ajusta la cantidad de cayena según tu tolerancia al picante.
* Acompañamientos: Puedes agregar otros ingredientes como queso fresco, rábanos o cebolla morada encurtida.
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