La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección hecha merced a una mayoría incompetente. George Bernard Shaw (1856-1950) Escritor irlandés.
La democracia es un medio que nos facilita el desarrollo de la convivencia sana entre las personas, que profesan religiones diversas, que se dedican a actividades diversas, cuya cultura y modelos de comportamiento son también diversos dentro de los límites de un país. No es un espacio para que estemos tan solo los que nos percibimos iguales, en una ecuación donde todos creemos en lo mismo.
Las tribus, en cambio, comparten casi todo (desde utensilios hasta la cosmovisión) logrando que sea inoperante la democracia (pues todos quieren lo mismo) y el que no desee compartir, de facto, deja de pertenecer a la tribu. Las sociedades igualitarias y equivalentes, tienden a subordinar el desarrollo por sostener el mismo parecer (aunque la realidad se niegue) y también tienden a desaparecer.
Convivir con los diversos conlleva sinnúmero de riesgos, entre otros ver nuestras opiniones y convicciones no sólo criticadas, sino llevadas a la burla, la calumnia y al desprecio. Ser por tanto demócrata no se reduce a la participación en un proceso electoral, sea como elegible o como elector; implica una participación más o menos consistente en las diversos componentes de la sociedad:
Participar de la información tanto de los problemas locales como nacionales e internacionales. Ciertamente las dificultades para contar con los recursos mínimos para que una población se desarrolle es una situación que debemos comprender, y además su relación con las posibilidades del país como un todo para resolverlas. Desde el abasto de alimentos hasta el desarrollo de caminos. Desde la educación mínima necesaria hasta el desarrollo de grandes instituciones para la investigación.
Acometer hacia la solución de los problemas locales, regionales y nacionales e internacionales aportando el mayor valor posible a nuestro alcance; ya como profesional o como experto en un oficio, como mano de obra directa o indirecta aportando nuestras virtudes a la suma de un “bien común”
Participar (y aportar) a la cultura, los católicos decimos que evangelizar la cultura, en el sentido de integrar parte de nuestras actividades a las asociaciones, instituciones y organizaciones, no necesariamente partidistas, pero políticas en la mejora del país. Desde la conservación del horizonte, tanto natural como cultural de las diversas ciudades y poblaciones, como el participar en grupos de discusión y desarrollo tanto científico como artístico y educativo.
Aportar, cuando sea necesario, talento, recursos y espacio para otros que por algún motivo lo necesitan aun cuando no lo reclamen e incluso cuando lo reclamen aun cuando no veamos con claridad la necesidad.
Finalmente aceptar ser electo y no serlo, ser elector, considerando que la mayoría no necesariamente acierta, pero discriminarla es un un mal mayor.
Durante estas actividades nos encontramos una opinión que detalla la nuestra, o bien que discrepa en redondo, aceptar cuando no tenemos la razón en función de un bien mayor o incluso ceder en la inteligencia de que nuestras habilidades para convencer requieren de una mejora.
Los demócratas han de ser humildes, reconocer los propios errores. También hemos de considerar que por distintas que se oyen otras voces, quienes las emiten, son personas que han llegado a esas conclusiones por suerte de su inteligencia y no tan sólo por sus pasiones hacia el poder. Quizá haya una manera mejor para reducir la pobreza, y es probable que esté, a lo menos en parte, en la mente de otra persona.
Finalmente he de aceptar que ser un auténtico demócrata es una tarea inconclusa; dicho de otro modo aun no soy un demócrata, sino un aspirante. Veo a mi alrededor personas que claramente me superan y otros que requieren ser inspirados, en ese orden de ideas a veces me equivoco: trato de educar a quien me supera y obligo a los que requieren mayor instrucción a que tomen decisiones delicadas.
En un sinfín de inicios, nuestra muerte nos sorprenderá inacabados pero con algún comienzo más o menos sólido…
“La democracia necesita de la virtud, si no quiere ir contra todo lo que pretende defender y estimular.” Juan Pablo II (1920-2005) Papa de la iglesia católica
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