8 de agosto de 2017

Los Agachados de Rius y otras subestimas


Desayunarse con la muerte de un caricaturista es como ayunar, con tanta tragedia y drama en las noticias y la historia es un pesar para los que nos reímos de la existencia propia y ajena el perder un elemento. Rius, ahora se enterarán algunos, fué un explicador infamante gráfico de la sociedad urbana de finales del siglo pasado. No me entretengo en sus datos biográficos, que con su muerte pulularán así como exposiciones del arte de este nigromante de la izquierda fashionista tan mexicana.

Algunos Supermachos y Agachados los leí breve y apresuradamente, pues empezó en quedar en obsolescencia el papel y explicar al vulgo con esa retórica con abundancia de señalamientos y acusaciones,  tipo profeta paleotestamentario, donde lo indignante era que los dignos no lo fueran.

Con esos dibujitos feos y mal terminados al propósito (ergo, estaban bien hechos y terminados) Rius se dedicó a bajar a todos de los nichos... a los héroes, a los santos, a los políticos (bueno a estos los arrojaba al averno) a los dignatarios eclesiásticos (¿hay algo más bajo que el averno?, ahí los mandaba) y a los empresarios, las grandes mafias y hasta a los hábitos más execrables de la sociedad mexicana. El caso es que con Rius nadie quedaba a salvo, ni los psicoanalistas.

Insertos, revistas, libritos y hasta películas lograron moldear el pensamiento pesimista, derrotista, amargado del mexicano que con vergüenza solo aspiraba a ser de izquierda pero se arrepiente pronto porque a la hora de los cocolazos uno se sindicaliza, se matricula y desde la comodidad de la pensión temprana come curas, empresarios y tarahumaras.

Quizá los mexicanos ya pensábamos así antes de que Rius lo sugiriera y sus alegatos gráficos solo sirvieran para que la conciencia soterrada del mexicanito emergiera para entender de una vez por todas que si no atoras, te atoran; si no bloqueas, te bloquean y si no baleas, te balean.

No comulgué nunca con Rius, hasta me parece una mala influencia. Nunca estuve congraciado con él y me perdió cuando accedió a que se fabricara una película con Arau personificando a Calzonzin Inspector... se rindió al gran capital.(Me salí del cine y luego quise verla en la TV, pero estaba mejor esa noche, "Mala Noche, no"). Aun así es una ausencia en el universo de los humoristas y los sátiros, por lo que de alguna manera, se le echará de menos.

No faltará quien lo entronice en un nicho junto a Posadas, Quezada y no sé con quién más; lo justo para él, pienso, sería sacar sus trapitos al sol y dejarlo en el mundo de los humanos. Pero eso no pasará.
 

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