1 de abril de 2016

Solo por hoy, no circulo.


¡Hola!, Mi nombre es Ricardo y soy automovilista...

Mi padre me ponía frente al volante y aunque no podía caminar sin trompicarme o hablar con soltura ya podía guiar el auto familiar. Logré una gran habilidad y aunque todavía disfrutaba los autos de pedales, siempre quería acompañar a mi padre, para que me dejara conducir.

Luego descubrí el modelismo mis favoritos fueron las réplicas de autos de lujo o famosos. El Cor, el Corvette Stingray, El Jaguar  XE 1960 o el Mercedes 1930 (ajá, el de Hitler)... ¡El Bugatti!... mi fantasía era conducir el Cadillac El Dorado o bien el Chevrolet "el Camino".

En cuanto alcancé los pedales empecé a manejar, ya para esos días era capaz de estacionar en los espacios más estrechos o conducir a velocidad de vértigo, así que me rentaba para acomodar coches en los estacionamientos, así conocí los autos más populares de la época, no había variante que me sorprendiera, pero lo mejor fue cuando me renté en un restaurante de la Condesa; me contrataron de "acomodador", entonces no se inventaba los "valer parking". Ahí me entrené para manejar cualquier tipo de carros:  La palanca de velocidades del Renault 4, la variación del Peugeot de cinco velocidades, velocidades al piso, al volante, automáticos, semiautomáticos... Manejé varios Cadillac y hasta el único Rolls Royce que alguna vez circulara por la ciudad, propiedad de un cantante de música guapachosa (antes del reguetón), solo me faltó poder conducir "El Camino".

Mi vida transcurrió en autos: El primer cigarro, la primera cerveza, el primer beso, los mejores consejos... todo me ha sucedido dentro de un auto. Mi vida se debe a los coches aunque creo que ellos me deben también. Obvio que con mis habilidades me confié, manejé muchas veces hablando por radio, teléfono o incluso texteando, borracho o dormido, pasé días en prisión por lesiones y daños a la nación... Estuvo el asunto del muertito, cuando traía el Thunderbird rojo convertible, con interiores blancos... sigo pensando que el niño se me atravesó, además tan chiquitos, imposible verlos... ¿quién deja al garete niños?, pero no toqué fondo ahí; sino cuando perdí a mi familia, iba bien, todo controlado, íbamos en el auto más seguro del mundo: El Volvo V40, sí le estaba pisando la verdad pero... ¡me chocaron!. Yo creo que mi mujer todavía respiraba pero el ambulante era pésimo manejando (traía una ambulancia Ford con motor firebird, los que traen los Pontianc), aunque le dije que me dejara al volante no quiso, no quiso.

Ese día juré no manejar nunca más, pero no pude evitarlo. Mis amistades conocen mi pasión y ven como disfruto manejando, así sean carritos go-karts o incluso los simuladores, pero también tuve accidentes en esos lugares... me pierdo al manejar, con facilidad me enojo porque todos los pilotos, choferes o automovilistas son necios, distraídos, hablan por teléfono... no se dan cuenta, lo hacen mal.

Llevo cuatro años sin tocar un automóvil no puedo evitar mirar catálogos o páginas de internet sobre las novedades de la industria automotriz, y ya evito a las concesionarias a mirar los "último modelo", pues no falta quien me invita a conducir el auto para prueba... es difícil resistirse.

Se gasta muchísimo menos sin auto; hace uno más ejercicio así sea caminar; tengo un carácter más amigable, me desempeño mejor en el trabajo, me entero de las noticias y trato de leer cosas edificantes. Mi vida ha cambiado para bien aunque no soporto ir en autobuses o taxis: Son malos conductores, así que ando a pie o en bicicleta...

Pero si alguien me dejara manejar un chevrolet coupé pick up utilitario ocho cilindros del cincuenta y nueve... sí me ponen aquí "El camino"... ¡No se que haría!

Soy Ricardo, adicto a conducir y solo por hoy, no circulo.

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