“La única garantía individual de los mexicanos, es la corrupción”*. José Antonio Pérez Stuart.
Animado por el ambiente de los comicios decidí mirar el derecho a votar y ser votado y es que en cada esquina de la ciudad emerge un argumento contundente, en viaje en transporte público escucha uno la conjura y en cada conversación con las amistades y familiares una revelación, un dato secreto, una atinada especulación. Para cumplir mi cometido examiné el primer capítulo de nuestra Carta Magna, por dedicado a las garantías individuales.
Al punto el texto se me resistía o el ceso no me daba, tras varias lecturas me quedó claro que no son mexicanos quienes han solicitado otra nacionalidad como los que ostentan un título nobiliario de obvio tampoco los extranjeros, tampoco son mexicanos los ebrios consuetudinarios y por incompetencia para demostrarlo tampoco son mexicanos los indigentes.
Hay tres clases de mexicanos, los de primera que gozan de todas las garantías, los de segunda que no pueden ejercer las garantías (como los que no tienen 18 años cumplidos) y los de tercera, quienes pierden sus garantías; los traidores a la patria (que en realidad serían los traidores al Estado) o los que son investigados por un crimen, cosa que puede variar si demuestran su inocencia o si después de tres intentos no se puede demostrar su responsabilidad, aunque para el caso ya se pasó uno quince años sin nacionalidad.
Ser mexicano se logra vía trámite, para lo cual se requiere un domicilio, un acta de nacimiento y dos que siendo mexicano digan que uno es el que es. Tal cosa me preocupa un poco, pues al final sabemos lo vulnerable que son los trámites.
* JAPS escribe su columna Portafolios, la cita proviene de cuando era publicado por Excélsior, esta cita parafraseada pues la refiero de memoria, la escribió durante el sexenio de MMH, periodo caracterizado por una práctica al cohecho prácticamente rutinaria.
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