15 de febrero de 2012

Conscriptos de risa.

Hay quien, por ignorante, cursa los peores ridículos procurándose de tal suerte motes, mofas y fama imborrable (¿te acuerdas del gazapo de Peña en la FIL?). Pero existen unos perversos que pasan inadvertido queriendo mimetizar la necedad en sensatez inflamados por alguna tara, física o cultural donde el espacio para un juicio claro se reducido al extremo de no dejar sino cupo para la entraña más emotiva.

La sexagésima segunda legislatura quedará como la runfla de idiotas encumbrados por los electores más perversa y dañina que haya conocido este país, y vaya que la sociedad mexicana ha visitado terrenos de casi todos los matices bordeando la locura legislativa incluso a lo largo de su existencia. En lugar de anular la conscripción, si el sentido del acaso no les basta para entrenar a los jóvenes en vista de algún conflicto,  han venido a dejar en el limbo a los reclutas que ahora se reunirán para jugar dominó o mejor “damas chinas”, pues el primero es vicioso.

La nuestra es una sociedad que no le llama tullido, al tullido; no le menta menesteroso al que lo es y tampoco es madre la que pare, ni prole la que se alimenta a nuestras costillas; no son obreros, sino trabajadores y las prostitutas pasan no se que amargo nuevo adjetivo: vedet sexual, a lo mejor ocurre.

Si para algo queremos conscriptos es para que corran entusiasmados al encuentro de la muerte si para ello protegen este país, amparados por los ideales que cobija la bandera, el himno, para salvaguarda de nuestra patria (cultura y recursos). Y si no queremos que tal ocurra, que nuestros jóvenes se dediquen al ajedrez o qué se yo, entonces borren la conscripción… pero la alada inteligencia (que habrá volado hace no se cuantos años) de los diputados los ha llevado a imponer una conscripción que no es tal.(nota periodística)

Tengo  un eufemismo para los diputados, ¡Estúpidos!, créanme es un término de todas suertes suave.

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