Miraste a otro lado tantas veces, y unas por repugnancia… y otras con desprecio. Están sucios, apestosos y con los hilos de mocos y cortinas de polvo en el rostro, chamagosos y violentos. Si alguno te mueve a ternura, te dice improperios y airada te sigues pensando “que pasen, que pasen” y parece que no pasan, pero sí… y lo que sucede es que de unos se siguen otros.
Hay que mirar aparadores subiendo la vista, pues son minúsculos comparados con los de tu huerto, estos frutos si tienen hinchada la panza será de bichos, en tanto que los familiares son sanos, casi atléticos… y los de casa cuando se agreden se rasguñan y lloran; y estos del albañal no saben cuando pierden, porque mueren.
Y ahora sale a la luz uno que sobrevive matando, torturando, degollando… es un artista de la red mundial que impresiona… Tú piensas “¿Cómo es posible, cómo es posible?” y “¿qué nadie haga nada?”, y el que es cínico dice que son muchos más y que siempre hay niños matones, los hay en todos lados del mundo, los hay soldados y los hay rebeldes y todos hacen lo que hacen los beligerantes: matan, violan, roban,… y así, sin miedo, te espantas.
La radio o la televisión no descansan, repiten la escena y la noticia. Los legisladores se sobresaltan, afilan el lápiz y piensan el leyes. Los políticos señalan unos a otros, otros a estos y estos a tal… Todos conmovidos hasta el próximo arresto, hasta nuevos comicios…
Y sigues pensando, dudando y en el espanto miras a través de la ventanilla entintada si alguno de los que ahora se tiran sobre vidrios, que comen fuego, venden música, fingen dolencias, o simplemente piden dinero, mañana salgan con un arma y arremetan contra…¡alguien!… Mientras sigues tu camino piensas que tú no hiciste nada para llegar donde estamos y yo casi pienso que sí, que no hiciste nada, que no hice nada y aquí estamos viendo al niño homicida clamando clemencia, sin miedo ni espanto.
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