21 de noviembre de 2007

Elogio.

Cualquier erudito, sea médico, teólogo, místico o filósofo, mucho disertará sobre las ventajas de la medianía;
Poco veneno, no mata y exceso de vitaminas, atrofia.
El experto financiero advierte que no hay que gastar toda la hacienda, más tampoco ahorrarla toda y...
¡Cuanto político, por guardar las formas, afirma la sobriedad de su persona!
Equilibrio, templanza y mesura son virtudes que cualquier lego valora,
Y son todas estas características las que el noble mediocre porta.


No es tétrico su pasado, ¿Que grave pecado puede nublar su frente, si ha obrado con el error que la mayoría acomete? y su futuro ¿Que desgracia puede aguardarle?. Si bien siempre hay incertidumbre, ella no abriga un descalabro terrible, pues el que pierde poco tiene escaso sufrimiento, en tanto que el que mucho posee, cuando lo ve perdido, a la vida no le encuentra sentido.


Aspira el mediocre a poca cosa y poca cosa le es concedida:
Una tarjeta, una palabra, una flor o una esperanza, hacen su dicha
y son casi todas sus vanidades la corriente decoración de su casa, lo conveniente su vehículo y lo común atuendo.


Libre de extravagancias, muchos se concentran en entender la mediocridad
Los grandes capitalistas contratan investigadores para conocer sus necesidades, sus apetencias y sus caprichos, pues deseosos están de satisfacer la tendencia dominante. Ser de los más, ser promedio, ¡Oh, sutil dulzura de ser servido por todos!.


Los entretenedores sean actores, magos, cantantes, atletas o animadores se deben al público que no es otra que la mediocridad encarnada. El aplauso del mediocre colma, en tanto que su abucheo es desolador

Y el mismo político siempre se preocupa por el pueblo; si demócrata, por saber si le es simpático;si despótico, por no irritarlo demasiado.


Poco aprecio tiene la preocupada madre que quisiera ver un premio Nobel en cada vástago o una modelo de renombre o un encumbrado científico; pues todos ellos sucumben en trágicas existencias, horribles abandonos y situaciones de descrédito que les impiden encontrar reparo por las noches de develos. En tanto que artesanos, burócratas y obreros, a fuerza de sudar por el salario o la quincena encuentran reparador el descanso y dulces sus guajiros sueños.


Los buenos padres debieran animar a la prole, no a la fama, a la fortuna o al poder. En semejantes veneros se oculta la traición, el despojo, el homicidio y el cruel olvido, pues si bien se puede ser reconocido por todos, durante algún tiempo, es más común que suceda entre los que no somos notables, que poco importa quien escribió tal libro, tal sonata o tal receta, si es buena se aprovecha y si no se evita.

¡Brindo por el mediocre!, ¡que se deje a un lado las máscaras!. No es oprobio sino grande virtu ser preocupación de obispos, escritores, políticos, artífices y saltimbanquis... ¡Busquen otros la esclavitud de la fama y la fortuna que envidias provoca!,
¡Dediquen todos los próceres y santos sus actividades y trabajos a nosotros, pecadores y medianos!

1 comentario:

Paco Calderón dijo...

Sin duda, un artículo mediocre.

Saludos mediocres.

Paco