8 de junio de 2025

Everardo Súchil, algunas de sus aventuras.

Era la primera vez que estaba en tan inusual situación: La lluvia parecía moverse horizontalmente o en remolinos, pero no como de ordinario cae... Se levantó el cuello de la chaqueta de lana pues no estaba interesado en resfriarse, luchaba para sacar sus bostonianos de la nieve, que por el momento le llegaba a cubrir los tobillos. Cada paso era un triunfo... 

Había aprovechando la hora de comida para dirigirse raudo a la montaña, en el "Dodge Barracuda" de su jefe, quien se lo prestaba porque él era: «El Vendedor más grande del Mundo». Llegó a las faldas del volcán y dejó el auto andando... Como le fallaba el motor de encendido era más prudente no apagar el vehículo, pues llevaba prisa.

Durante el ascenso libró sin dificultad los arenales y una vez que llegó a la zona donde están los montículos se permitió ingerir un poco de germinado de patol blanco duranguense (¿Hay otro, acaso?); eso le brindaría suficiente energía para hacer cumbre.

Rodeando «El Castillo» pensó atacar «El Abanico» consideró subirlo pero prefirió continuar el ascenso, además no llevaba crampones para atacar una pared de hielo. Algunos alpinistas le hacían señas de que se regresara, la ropa de oficina no es apropiada para llegar al cráter o hacer cima pero él sabía perfectamente lo que hacía: seguía su intuición.

Mientras estaba en la ventisca vislumbró que ya estaba en la arista, con abismos a ambos lados. Los alpinistas que estaban enfrente de él avanzaban titubeantes. No solo era difícil mirar el camino, cuanto las rafágas de viento los vamboleaban y además la lluvia y las nubes... Everardo no temía ni a las centellas, pues sus zapatos tenían suela de vaqueta vacuna, que permite al ser humano ser como un conductor de energía, mientras hiciera «tierra», los kilovatios pasarían a través de él, sin dañarlo.

Una fuerte ráfaga derribó a uno de los alpinistas y el otro, que venía en cordada saltó en el abismo contrario, tal como indican los cánones de escalada, salvando la vida a ambos. Everardo se detuvo, tomó la cuerda por el centro como lo hacen en la halterofilia: Posición, agachada y levantamiento. Ambos alpinistas ahora estaban de pie en la cresta, sin saber muy bien qué había pasado, les saludó con un además y les dejó conversando; unos minutos de súbito estaba en «El Pico del Anáhuac», el punto de mayor altitud del  «Valle del Anáhuac». Efectivamente: comprobó que la tierra era redonda y alcanzó a ver los «Los Pies del Iztaccíhuatl», «La Malinche» y los océanos el Pacífico al oriente y al poniente, el Atlántico ¡obvio, en la cumbre no había ventisca alguna!


Consideró un descenso al cráter, tomar el «Labio Inferior» y bajar por «Las Cruces», pero llevaba prisa así que bajó por la directa aunque no se resistió a
escalar «El Abanico»... fueron los alpinistas a quienes salvó los que le prestaron crampones, alcayatas y el piolet; descubrió que era un natural para escalar en paredes de nieve... Como se le hacía tarde, bajó corriendo a toda velocidad y pese a que se esforzó no contó con algunos contratiempos: en Avenida de los Insurgentes por aquellos días no solía tener tantos embotellamientos de tráfico... Aun así llegó diez minutos tarde con su novia, por eso terminaron. Pero él estaba satisfecho: ¡Había escalado el Popocatépetl!

¿Mencioné el levantamiento de pesas? pues él formó parte del equipo  mexicano en los Juegos Olímpicos del sesenta y ocho... levantaba más que ninguno en su peso y en la categoría de completos; El ruso, ese que inventó los movimientos que le dieron tanta fama a los soviéticos... Alekseev vió a Everardo entrenando, había ideado unos movimientos novedosos, únicos, distintos...fruto de su invención... ¡Alekseev le copió la técnica!.

Súchil no pudo representar a México porque también formaba parte del Comité de Huelga, del movimiento de los estudiantes... pero el clandestino, el que tenía vínculos con las embajadas; la rusa, la cubana, la americana... Como organizador del movimiento clandestino era el objetivo del gobierno... ¡Gutiérrez Barrios lo amenazó de muerte!... pero lo confundió con su hermano mellizo, por eso salvaron la vida ambos.... Ni Gutiérrez, Corona del Rosal, Echeverría o Díaz Ordaz sabían que eran gemelos...

Consideró que debía hacer algo más en contra del sistema y por eso se reunió con Sanabria, «El Gato», «El Pichojos», «El Ganso», «El Confesor»... con todos, hasta con Nacho, el entrenador de la Selección Olímpica de Fútbol Mexicana... les hizo ver que era una injusticia darle un beneficio al gobierno masacrador de Díaz... era obvio que hubieran podido ganar la medalla de oro... pero él les dio un discurso que los disuadió, por eso no le echaron ganas a la competencia...esa fue su venganza contra el gobierno ...

La vida de Everardo Súchil es una aventura seguida de otra; ¿Conoció a Jaime Hendrix?... ¡El le enseñó a tocar guitarra!; ¿abusó de las drogas?; abusó, pero nunca fue adicto; ¿Tuvo muchas mujeres?; ¡A todas!, por supuesto fue un caballero con Regina, pero Ofelia Medina se le hincó para que la amase, aunque fuera solo por una tarde; ¿Participó en política?; pues sí, pero como espía... algún día nos entereraremos, pero sus cuates «El Morris Childs» y «El Jack Barsky» le decían «El Chacal»... ¡nada que ver con el supuesto asesino internacional... Everardo sigue vivo. 
Por supuesto que le hace al poeta y escritor, pero en «en las sombras» de hecho recibía regalías de todo lo que supuestamente había escrito Cayetano Spota (¿crees que se llamaba Luis?, ¡Pues no!, se llamaba Cayetano) y además tradujo varios de los libros, pues Everardo es políglota... ¿Escuelas?; ¡nada, intuición y autodidactismo!, aunque puede titularse en muchas licenciaturas y maestrías... solo con un examen

Everardo fue quien le platicó la idea de La Internet a Roberto Khan (aunque él le decía "Boby Perro") También le regaló la idea a Martin Cooper de la telefonía celular: le explicó como era todo el asunto... Martin hizo unos teléfonos enormes y horribles, no tuvo tiempo de enseñarle lo de las pilas, para que fueran como hoy día...

Y si dicen que Everardo es de Súchil (pueblo duranguense que no admite ni aumentativos, ni diminutivos)... La verdad es que 
Súchil es de Everardo.

Narración basada en conversaciones reales, algunos nombres se han mantenido para quienes quieran confirmar que son fehacientes algunos de los datos y acontecimientos aquí detallados

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