1 de mayo de 2016
Esperando la lluvia, que es lo moral.
Sentado en un pretil, el desquiciado vitupera a los vehículos.
- Avanza, avanza para que pase el camión...- ¡ahora ahí te quedas, por zonzo!- los transeúntes apenas notan que sus aspavientos y verbalizaciones no tienen una audiencia auténtica, como porta audífonos puede ser que hable por teléfono.
Víctima de la pobreza y el mal gusto en el vestir, una persona hace gala de vocablos que el ignorante toma por lengua endémica.
- Broza, onza, roza gozne.. ¡ja ja ja ja ja!-¿Será otomí, mazahua o atzompa? pero en realidad habla marihuano...
Un automovilista maldiciones vocifera, a voz de cuello ofende a todo cuanto puede, pero quizá esté cantando, en lo que él supone que es inglés... También pudiera tratarse de un discurso dirigido a una autoridad, que no se puede ofender en esta ciudad a cualquiera excepto que sea diputado, senador, gobernador u obispo.
Enternece mirar a los seres entusiasmarse por la proliferación de las especies, así puede uno observar toda clase de procuraciones de afecto y en tales andanzas mira uno toda suerte de especímenes y son una ternura de exhibición así sean heterosexuales...
Otro tanto ocurre con la violencia, de madres a sus hijos, de hermanos entre sí o de guardaespaldas al necio o imprudente... la indiferencia es la respuesta común, a no ser que algún zapato sea salpicado con sangre o algún otro humor...
Lo mismo ocurre con asaltos, robos o atracos; que si no se trata de un auto, anda uno suponiendo que el descuido es más causa, que la intención del ladrón.
La ley no ha cambiado, pero el hálito de tolerancia es fuerte. Los que protestan cierran calles y bloquean, tienen libertad de expresión; el automovilista o el chofer, llevan prisa; los vendedores sin permiso, un servicio a la economía. El abusivo es el inspector u oficial que aplica una multa o requiere al paisano una licencia... ¡Eso es extorsión!.
La libertad reina en las calles, no habiendo más derecho que el que sabe imponerse por sus arreos... lo único que modera un tanto, tanto desmán, es la lluvia; pero estamos asoleados.
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