2 de diciembre de 2012

Polainas


Que si por mi fuere trajera polainas, pero las raras veces que encontrado el artilugio o son para campismo o para labores; rara vez son de vestir y están lejos de mi tradicionalmente escaso peculio o en las aún más raras ocasiones en que topo con ellas con algún recurso, resulta que no hay de mi medida. De esa suerte acostumbro el sobrero no evito el chaleco y si no fuere porque suelo perderlos me verías portando bastón; de lejos está decir que muchos no aceptan del todo mi socialista posición.

Dicen que no hace rima con mi exacerbado catolicismo, así que mis amistades socialistas piensan que soy más conservador que otra cosa; En tanto mis amigos que no son ni por asomo integristas cuando más son papistas y no dejan de intuir que mis posturas están en el borde de la ortodoxia y los más versados en el canon no dejan de considerar que piso afuera.

Por ello una querida amiga me ponía motes de animales estrafalarios, empezando por el de las cinco vocales: el murciélago, luego que el armadillo, el quelonio, el monotrema y hasta hiena. Cuando descubrió que ni son felinos o caninos sino ancestro de ambos y como soy fácil a la risa, pues mejor me hostigaba. Alguna vez, convidó a varios detractores de mis pareceres en opípara cena colmandome en cada plato solo para que expresara “estoy lleno”, a lo que correspondió “Sí que estás hieno”, poniendo para el efecto fotos de los curiosas bestias, el más inspirado me recitó un poema mientras la audiencia aullaba de risa:


“Misterios esconden las hienas, por su parentesco con felinos y caninos;
“Es una sinrazón habitan en uno, dos tan disímbolos códigos genéticos,
“Y más misterioso es el gusto por la carne en podredumbre.
Insondable su monogamia estricta ¡que horrible costumbre!
viven lo más lejos y como son las hienas de hábitos todos, todos patéticos,
es que de carcajadas padecen toda su vida y así andan todos los caminos.

De obvio que el poetastro me pareció poco inspirado, el opúsculo era mediocre por forzada la rima y el metro sin disciplina, poco ingeniosos los seis renglones y que pudiere aplicar el mismo verso a muchas personas; al principio la audiencia siguió mis críticas con alguna atención, pero la más bella de las creaturas gritó:¡Se defiende como una Hiena!, lo cual alborotó a todos en risas y concluyeron que me retrataban las líneas perfecto y no necesitaba otro epíteto que mi nombre.

Así desterrado de todo convivio multitudinario soy, pues mis amistades que por su número podrías pensar que son pocas aunque conociéndome un poco concluyes que son muchas; procuran verme en privado, procurándome café y en el intermedio de dos compromisos de sus agendas suelen colocarme,  admitiéndome tarde y despidiéndome temprano, pero con gracia, para evitar cuando otra visita a la puerta toca.

No está de más que en tal circunstancia me esfuerzo más por comprender que por ser comprendido, en escuchar que por ser atendido y en ofertar en lugar de solicitar favores. Aun así hay temas que por demás está que pueda entender como lo son las guerras, que todas me parecen fratricidios y la arrogante suposición de portar la verdad, como si fuese un trapo que pudiere anudarse al cuello cuando si ropa fuere la verdad sería como las polainas: una rareza que cuando la encuentras, muy específica su función y por tanto arduo es calzarlas con gracia y donaire.

1 comentario:

Ricardo Meade dijo...

Y ahora, con la cuarta, habrá más hienas...