Nosotros vimos, nos dimos cuenta; sin sufrir realmente. Mientras otros celebraban un momento de muerte, porque yacían o porque acompañaban al moribundo, hasta que fallecía. Nosotros nos enterábamos pero no asistíamos al entierro.
Aun siendo testigo era difícil festejar; Celebrar cualquier cosa, así fuera menuda como un cumpleaños o algo grande como una boda se hizo arduo, se hizo siempre pensando en los dolientes, en los partidos, en los apestados... era difícil festejar sin sentirse abrumado...
Y los poderosos, los que tienen en la boca las acciones de otros, nos decían que nos cubriéramos la boca, que nos laváramos las manos, que no nos besáramos, que no nos tocáramos... y salías a la calle disfrazado de truhán, si rozar a nadie, dejando la cercanía para otro día... y sin padecer dejábamos el confort y el miedo nos arropaba ante cualquier tos y ante cualquier estornudo y si alguien sorbía pensabas que la muerte acariciaba tus oídos...
Nosotros, los que no sufrimos las humillaciones de que pensaran otros que eran apestados, lo vimos; lo oímos y lo entendimos; que si los australes, que si los isleños, que si en katai por ser hijo del sol te miraban mal y te arrojaban a la cárcel para ver, tan solo si te morías o no en siete días porque eras apestado... no lo sufrimos pero lo vimos, lo oímos, lo entedímos y nos enojamos... que despreciaran nuestro pan...
y que ya ha pasado y que nada más murieron medio ciento o casi ciento o poco más de ciento y que la peste transita de nación en nación y que otros son como nosotros que no mueren y son testigos... y que habrán más muertos y más pestes... pero nosotros no morimos en esta... ya somos los sin tos....
Y los sin tos esperaremos a otra peste... y algunos de los sin tos moriremos y los otros seguiremos vivos y volveremos a ser los sin tos.
1 comentario:
Por el momento yo no formo parte de los Sin Tos, pero una variante leve...y lejana!! Abrazo Richard!!
Publicar un comentario