Marcela mirada por Miranda a las tres de la mañana; tres de la mañana por ser hora arcana, llena de fluidos metafísicos, y como la hora apenas durara lo que duran las horas... No más de sesenta minutos casi todos de los mismos segundos; casi todos los segundos llenos de un gutural sonido, un sonido guaaaa, como si pasara el viento por una roca hueca que no es cueva, que no es refugio y sacudida Marcela por Miranda en esa noche que llenaba de tremores a los presentes, con ese sonido guaaa de fondo se distinguía la voz del fantasma que decía:
“No vagamos por el mundo, no deambulamos sin sentido, no hay arraigo ya sin carnes a ningún edificio, no hay apego a ninguna persona tampoco sentido de patria; se puede hacer el viaje estelar, se puede estar en mundos de mares de etano, cielos descabellados o entre tormentas estelares; puede uno dirigirse a todas las direcciones en los mares, en los riscos... A las ciudades perdidas en los océanos y rebuscar en los sitios prohibidos.... No hay bóveda que nos detenga ni tiempo o distancia insuperable... No tenemos mensajes, no tenemos rencores.... Hemos conocido las verdades y nos son suficientes las respuestas; sólo vivo, sólo en la tierra se tienen dudas, rencores y los desafíos se arremeten con temor, sólo hay miedo cuando hay pérdida, pero a los sepultos nada nos falta, nada nos sobra... Nada nos inquieta”.
Y el viento se hacía brisa y la brisa susurro entre hojas, y como moviera las copas de los árboles, de la misma manera agitaba la melena de Marcela, incluso su cabeza se agitaba como en un baile, como badajo de campana y seguía ese sonido espeluznante de su garganta; y como pasaron los segundos, también los minutos y ya nada dijo. Tiempo pasado era la experiencia, los que asistieron pagaron y regresaron a casa.
Y los que no fueron preguntaron: “¿Se presentó Miranda?, ¿Dijo algo de la hacienda, de la herencia, del legado?, ¿Era ella, era otra?”. Y los que fueron contestaron, como cuando se habla sin escuchar o se ve sin observar o se lee sin entender que se presentó alguien que no dijo nada de eso, ni siquiera un mensaje, ni siquiera una pista. Convencidos quedaron de tres cosas, tres cosas seguras, tres cosas terrenas:
Es peor ser viejo que muerto
Marcela es un fraude
Necesitamos un abogado y un notario.
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