24 de junio de 2008

Indio sin gracia

Juventino sabía que correr le haría notable entre la muchedumbre, pero las ansias lo carcomían así que daba unas zancadas con un ritmo y luego con otro, que lo hacía parecer tullido. Dos pasos largos, luego unos breves y rápidos; quizá tres. Luego otra vez pausados. En su regazo llevaba una especie de mochila azul todavía humeante, pues el aparato de audio para automóvil que cargaba era robado y las flamas se evidenciaban en los cables pelados o rotos y los rayones en la carátula, en lo que descifraba como se sacaba.

- ¿Qué?
- ¿Cómo qué qué?
- Pues, ¿A cómo?
- Pues estos valen como siete.
- ¡Que va ser, si los he visto en tres!
- Pero... ¿En qué condiciones?
- Y con bocinas, y este viene solito.
-
¿Lo querías con antena por siete?
-
Por siete lo quiero con todo y carro .

La regateada iba acompañada por diversos movimientos: Juventino volvía el aparato a su mochila, o lo envolvía para entregarlo. Reynaldo miraba el aparato y a su alrededor, no fuera que llegara la tira o el dueño o alguien que simplemente sospechara que el artículo en cuestión, ahora en la orfandad, iba a redituar alguna ganancia a Juventino.

Reynaldo se hizo del taller seis años atrás cuando su hermano sufrió una embolia y lo dejó parapléjico; Su cuñada fue cumplidamente al centro de salud, una tarde plomiza de septiembre y no volvió por él. Ninguno de sus hermanos lo reclamó, pero sí pelearon por el taller y como Reynaldo le decía a su cuñada que sabía la suerte de su esposo, ésta le cedió el taller.


- ¡Ya reconoce gente!, le llevé tu foto y te reconoció.
- ¿Que dijo?
ienche ieja- dijo emulando las gesticulaciones de pacientes en esas condiciones
- ¡No dijo!
- Bueno dijo: “je shnge a su madr ej...a ieja... ¿Ya me crees?


Y Rosalba se quedó pensando si su marido la habría reconocido, pues como así le hablaba recién el accidente o el ataque, pues como que se convencía y luego platicaba con su hermana y como que se desconvencía...

- ¿Qué va a saber dónde lo dejaste?
- ¡Pero si dice que ya reconoce gente!
- ¿Y cómo es que habló de ti?

- ¡Qué le llevó una foto!

- Una foto tuya, y ¿Reynaldo de donde tiene fotos tuyas?
- Y del celular, me sacó una un día
- ¿Tiene celular con mp4?
- Con todo lo que compra, tiene lo más avanzado
- Todo lo que tiene, es robado.
- Pues sí, todo lo roban sus amigos y él lo vende
- ¿Entonces crees que sí te reconoció?
- Pues no se manita, neta, que no se...
- ¡Chin!

Y luego una mañana llegó Reynaldo al taller y se encontró con la accesoria abierta. Toda la cortina doblada, como si le hubieran metido un gato y rompieron los candados a pura presión, y como pudo se metió y encontró a su hermano en silla de ruedas, haciendo movimientos, así como convulsivos, como temblorina, pero no era temblorina sino que quería moverse y no controlaba los movimientos

- ¿Y hora?
- m trajron
- ¿Quién pus quien o quién y cómo?
-
¿n t da gusto vrm?
- ¿Pues sí pero como llegaste?
- Jospital, ambulancia, nfermros, udicial
-¿Te trajo un judicial?, ¡Chingao!
- K si no t arrglaz aki me dja
- ¡Chingao! Y dónde te tenía
- Jospital

En eso llega Rosalba que al pasar para el mercado hacia su puesto de sopes y gelatinas con pasitas, pues que va viendo lo que estaba viendo y se llenó de susto y con todo y susto se acercó, pero no entró y no miraba bien, pero se imaginó lo que miraba y sin decir más cosa ¡Que se echa corriendo!, y como la viera Reynaldo como pudo saltó el mostrador y se salió corriendo y le gritaba “¡regresa, regresa” y mientras la seguía llegó otra vez Juventino y viendo como estaba el taller, y ayudado por un paraplegico que se roba la tienda.

- ¿Quién nos va a comprar todo esto ahora?, ¿Sí el que compraba todo era Reynaldo?
- io

- ¿Tú?
- a ls nferms nos pompan td
-
¡Tú de veras que hablas como mensajería intantanea!
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1 comentario:

Anónimo dijo...

¡ q horr! l entndí :o