15 de octubre de 2006

OTAKU.

Por Ricardo Meade
Octubre, 2006

Noel perseguía las migajas que escaparon del pan, y las colocaba ceremoniosamente en la canastilla que alojara las piezas de trigo, no había probado el chocolate, que ahora estaba a temperatura ambiente y una pequeña película de nata arrugada y mate, montaba la bebida. La taza de Ramiro, en cambio, reclamaba más café y aunque la compulsión de su amigo pudiera desesperar cualquier observador casual, su amigo hacía más por concentrarse en la conversación, que acusaba trazas de drama.

-yo lo se- repetía moviendo la cabeza- somos un país lleno de mestizaje, por lo que cada uno de nosotros puede tener el DNA de muchas etnias

-Además, los pelirrojos aunque raros pueden suelen aparecer cuando se casan una rubia y un moreno como en tu caso

-La pelirroja está bien- dijo Noel moviendo la cabeza de izquierda a derecha y sin parpadear, un esbozo de sonrisa al evocar a su primogénita quiso asomar, más sus preocupaciones la detuvieron para dejarle esa mueca melancólica de los jaguares mayas- Ella es rubia, yo soy moreno; además algo de español o criollo ha de correr por mis venas

Noel tenía los labios como las famosas cabezas colosales de La Venta, los ojos eran redondos como los de un muñeco, su nariz redonda y abultada; asomaban por su boca unos dientes espectacularmente blancos, blancos hasta hipnotizar. Tenía la frente amplia y sin protuberancias, su piel era más anaranjada que blanca o café con leche; ligeras pecas, apenas de un tono diverso salpicaban sus mejillas y parte de la nariz; sus cabellos eran profusamente obscuros, tanto que los brillos que la luz provocaran eran azules.

- será- asintió Ramiro un tanto divertido de colocar migajas en el albo mantel, apenas Noel se distraía, por lo que al volver la cara a su tarea se enojaba ligeramente al notar que no había retirado todas las migajas

- Noel es igualito a mi- Ramiro admitió, pero sin sinceridad, Noel era como un albatros, blanco hasta la pared de enfrente, tanto que sus ojos negros parecían carecer de pupila a no ser que enfermara de gripa, las venas del hijo de Noel solían transparentarse en la cara interna de los brazos y en todo lugar que el sol no hubiera visto recientemente. Noelcito parecía tan frágil y tierno que un suspiro de admiración sacaba cuando correteaba por un parque o jugaba con sus amigos. La nariz de Noelcito era casi un pellizco, como si el creador a la hora de terminar su obra casi olvidara tan útil sentido, y si algún parecido tenía con Noel su padre era el obscuro cabello, quizá ese dato le halla bastado a Ramiro

- Joel- inició con timidez Noel, mientras una sonrisa aparecía en la cara de Ramiro- ¡Ese chamaco lo quiero tanto!- Ramiro movió la cabeza en señal de aprobación- mira yo se que la gente habla, pero Joél es mi hijo por que sí, porque lo quiero y no me asombra ni su talla ni su color…

Joel era la otra parte de la ficha de dominó, si Noel era blanco aquel otro era negro, si aquel parecía frágil aquel semejaba un Hércules, si acaso coincidían era en lo obscuro del cabello, pero mientras uno reflejaba colores azules, el otro lo hacía de colores rojos. Los ojos de Joel eran absolutamente negros y no se le distinguían la niña del iris.

- hubo esclavos negros en la Nueva España- recordó Ramiro, sobretodo en la costa del Golfo

- Joelia ya se que parece árabe- su amigo volvió a asentir mientras se acomodaba los gruesos lentes en la breve nariz, argumento que se repetía de vez en vez- Noelia es pelirroja, Noel es todo nórdico, Joel como que negro...

- bueno, ¿tú dudas entonces de la fidelidad de Déborah?- dijo su amigo, como para llegar a la conversación que aquel otro no lograba empezar

- Pues eso… no me consta- reculó aquel, victorioso de constatar que ya no quedaban migaja alguna por lo que mecánicamente iba a llevar el chocolate frío y con nata a su boca- pero ve la variedad…. Y ahora…¡Esto!
Sin probar el chocolate, aventó la foto al mantel, así Ramiro observó el semblante oriental del reciente vástago de Noel….

- Podría…

- ¡Qué!- observó el marido, un tanto nervioso

- Podría… - adivinaba Ramiro, pues se sentía tan incómodo, mientras esto decía aventó la canastilla de pan, para inundar la mesa de migajas-... ¡padecer Síndrome de Down!…-

Los ojos de Noel, que empezaban a empaparse cobraron una cierta luz como si los relámpagos de una tormenta salieran de sus ojos, se puso de pie lo que obligó a Ramiro también a incorporarse no sin cierta vacilación, Noel tropezó ligeramente, pero al final se arrojó a los brazos de su amigo.

La audiencia los miró con cierta turbación, pues en una cafetería de hospital suele mantenerse los decibeles bajos...

- Ramiro Takamura- le dijo al oído- ¡Gracias!- acto seguido se puso a recoger las migajas recién tiradas por su sensei.

2 comentarios:

Ricardo Meade dijo...

Otaku: puede significar aficionado a las mangas, aunque en términos generales se refiere a cualquier afición que repliega a la persona hacia sí misma y el aislamento.

Anónimo dijo...

ok, haber si entendí...
¿¡prefiere pensar éso?!...